4/09/2017, 15:21
En ese preciso instante Koko sintió un ligero cosquilleo en la nuca, como si en lo más profundo del subconsciente supiera que había hecho algo malo pero no tenía ningún sentido, se había mostrado comprensiva ante todo lo raro que se le había presentado y… ¿Cómo no hacerlo si por el mundo hay cosas más raras? Como animales parlantes y otros que saben utilizar técnicas shinobis, seguro también hay shinobis animales o a saber que otra locura.
Justo entonces una persona apareció al otro lado de la puerta y ahí sí que la Kageyama se mostró alterada, alguien estaba a punto de ver a la pelirroja en malas condiciones y…
—¡Oh, querida! ¿qué ha pasado? —Habló aquel hombre dejando totalmente desconcertada a la rubia que se había intentado acercar a la puerta en un intento por interponerse entre el desconocido y la modelo.
«¿Perdón? » Se cuestionó en absoluto silencio y con la mirada fija en aquella silueta.
Pero la palabra de Yuriko pronto le indicaría que aquella persona era a quien debía de ir a buscar, lo que significaba que la orden quedaba anulada y por ende tendría que quedarse allí, a la expectativa de…
—Yo… —balbuceó dispuesta a presentarse por sus propios medios.
La anciana de todas formas la interrumpió cumpliendo con aquello, incluso pareció pedirle un nuevo favor, nada que la molestara realmente, después de todo aquella pecosa no era el tipo de persona que sacaría fotos poco favorables a personas distraídas para luego vender la noticia en revistas ni similares, ¿existe gente así en primer lugar? La sola idea le ponía la piel de gallina a la kunoichi pero aquello ni a cuento venía.
Yonji pronto procedió a explicar todo detalladamente, un Fuuinjutsu era el que mantenía joven a la mujer y… Tenía sentido para la heterocroma de pocas ideas, más si consideramos que aquella facultad estaba fuera de su alcance.
—Y como parte de tu misión tendrás que... guardar un secreto —Dijo el mayor.
—Claro —afirmó muy tranquila.
—De por vida —concluyó.
«Coño » Fue lo único que le pasó por la cabeza, aunque sus facciones permanecían inmutables mostrando la tranquilidad con la que había aceptado la "orden".
No era que le molestase, pero con el paso de los años si no se olvidaba del asunto tal vez se le terminase de aflojar la lengua y… Seguro aquellos dos se tomarían las molestias de hacer que se arrepienta de decir nada al respecto.
Justo entonces una persona apareció al otro lado de la puerta y ahí sí que la Kageyama se mostró alterada, alguien estaba a punto de ver a la pelirroja en malas condiciones y…
—¡Oh, querida! ¿qué ha pasado? —Habló aquel hombre dejando totalmente desconcertada a la rubia que se había intentado acercar a la puerta en un intento por interponerse entre el desconocido y la modelo.
«¿Perdón? » Se cuestionó en absoluto silencio y con la mirada fija en aquella silueta.
Pero la palabra de Yuriko pronto le indicaría que aquella persona era a quien debía de ir a buscar, lo que significaba que la orden quedaba anulada y por ende tendría que quedarse allí, a la expectativa de…
—Yo… —balbuceó dispuesta a presentarse por sus propios medios.
La anciana de todas formas la interrumpió cumpliendo con aquello, incluso pareció pedirle un nuevo favor, nada que la molestara realmente, después de todo aquella pecosa no era el tipo de persona que sacaría fotos poco favorables a personas distraídas para luego vender la noticia en revistas ni similares, ¿existe gente así en primer lugar? La sola idea le ponía la piel de gallina a la kunoichi pero aquello ni a cuento venía.
Yonji pronto procedió a explicar todo detalladamente, un Fuuinjutsu era el que mantenía joven a la mujer y… Tenía sentido para la heterocroma de pocas ideas, más si consideramos que aquella facultad estaba fuera de su alcance.
—Y como parte de tu misión tendrás que... guardar un secreto —Dijo el mayor.
—Claro —afirmó muy tranquila.
—De por vida —concluyó.
«Coño » Fue lo único que le pasó por la cabeza, aunque sus facciones permanecían inmutables mostrando la tranquilidad con la que había aceptado la "orden".
No era que le molestase, pero con el paso de los años si no se olvidaba del asunto tal vez se le terminase de aflojar la lengua y… Seguro aquellos dos se tomarían las molestias de hacer que se arrepienta de decir nada al respecto.