9/09/2017, 12:50
La encargada de la misión se despidió de ellos, luego se arrodilló para acariciar a sus preciados animales y cerró la puerta. Las tortugas miraron a Hazegawa con una extraña mirada que el joven no pudo llegar a comprender, mientras que el cachorro seguía moviendo el rabo de un lado hacia otro al lado de Reika, claramente emocionado por el paseo.
No parecía un trabajo difícil, bajar las escaleras, salir a la calle y dar una vuelta a un par de edificios para volver por el otro lado. O eso podían creer ellos, ya que cuando llegaron a las escaleras, una de las tortugas, Kame; se quedó estática, no queriendo bajar por ellas.
Iku prácticamente ya estaba por la mitad —lo que la correa que llevaba Reika le permitía, claro —, y Hame miraba al chico de ojos blancos con curiosidad, desafiándolo parecía, ya que estaba ansiosa por saber qué haría para bajar a los animales a su cargo.
No parecía un trabajo difícil, bajar las escaleras, salir a la calle y dar una vuelta a un par de edificios para volver por el otro lado. O eso podían creer ellos, ya que cuando llegaron a las escaleras, una de las tortugas, Kame; se quedó estática, no queriendo bajar por ellas.
Iku prácticamente ya estaba por la mitad —lo que la correa que llevaba Reika le permitía, claro —, y Hame miraba al chico de ojos blancos con curiosidad, desafiándolo parecía, ya que estaba ansiosa por saber qué haría para bajar a los animales a su cargo.