Malditas cebollas...

[Aiko]

Hazegawa no titubeó en preguntar cual era el objetivo de la chica hasta el momento de que muriese y lo olvidase. Lo preguntó sin mas, como si todos y cada unos pudiesen decir a cualquiera qué motivos los llevan a seguir adelante y luchar, como si fuese algo que podrías contar a un desconocido. Sin duda, no, para nada era el caso.

—Es un secreto...

Sin pelos en la lengua, el chico volvió a la reprimenda en ese improvisado interrogatorio. Ésta vez preguntando si creía que lo que decía sería productivo. Si se enteraban de que era inmortal, de seguro la incluían en misiones suicidas y peligrosas. Pero, eso era algo que la chica ya tenía en conocimiento. Después de todo, por algo había vivido de manera tan cautelosa. Reika por su parte confesó que la Arashikage no era estúpida, y que si además estaba haciendo tan pública su actuación, no tardaría en estar en conocimiento de ello.

—Si, supongo que tienes razón, Reika. Pero eso que dice Hazegawa era lo que me hacía no decir palabra a nadie sobre mi inmortalidad. Ahora, supongo que no tengo miedo.

El chico de nuevo preguntó, en ésta ocasión por cómo había llegado a éste estado. —Mi padre vendió su alma a un diablo... —contestó seca y brusca, era algo de lo que no le gustaba hablar.

»Y no, no estoy interesada en que lo publiques, eso es lo que menos interesa a nadie.

Por otro lado, Reika preguntó cómo le había ido en la anterior ronda.

—Pues me fue bien, la pasé sin demasiados problemas, la verdad. —contestó, ya algo cansada del interrogatorio.

Fue entonces que Hazegawa alegó que para la próxima pelea le apoyarían desde las gradas. Al fin, parecía haber mermado el tumulto de preguntas.

Siento la tardanza, estuve unos días un poco apagado, lo siento.