11/09/2017, 00:58
(Última modificación: 11/09/2017, 00:59 por Sasagani Yota.)
—¿Conservar mi vida? —rio, mientras acercaba la mano al hilo de chakra verde—. Eres muy arrogante. Especialmente para ser un cadáver.
Aquello debió ser lo último que verían mis ojos. el mamón ese del top negro y los pantalones de hipster tocando el hilo y riéndose. Mi rostro se torno más serio pero...
... fue como si desapareciese de mi vista y luego...
... Sentí un fuerte golpe en mi cuello.
Aquello fue el fin. Pude oír como Gyuki se lamentaba por algo pero la vista se había nublado y toda aquella vitalidad, aquel torrente de poder se desvaneció e cuestión de segundos.
El hilo de chakra había quedado a merced del villano y el destino del mundo estaba en sus manos. Al menos me quedaba l consuelo de saber que yo no iba a sufrirlo.
Poco después vi como el tipo estaba mirando al árbol, seguía riéndose de una forma muy particular, incluso irritante y me sentía muy raro. Para empezar el cráter de la técnica anterior había desaparecido y en segundo lugar no sentía ningún tipo de dolor de la técnica anterior con la que se fue todo a la puta. Sin duda la bendición de los dioses estaba de mi aprte. La fortuna me sonreía. Taiho estaba de espaldas a mí y no prestaba atención de lo que debía ser mi cadáver. Todo aquello convertía aquel conflicto en una oportunidad de oro.
«No sé qué diablos ha pasado y no sé si quiero saberlo, pero es nuestra oportunidad, Gyuki-kun, Aprovechemosla»
Miré la palma de mi mano diestra y sonreí.
«Puedo acabar con él con mi técnica. Tan solo necesito un golpe certero. ¡Vamos allá!»
Mis piernas empezaron a moverse aumentando el ritmo a gran velocidad mientras la mano se iba cargando hasta formar una esfera de chakra eléctrico que me delataría pero, ¿Podría reaccionar a tiempo de la amenaza que se cocía a sus espaldas? Estábamos a punto de comprobarlo.
El chidori estaba formado y con él un estruendo acaparador inundó el ambiente, como si miles de pájaros bajo amenaza de muerte emitiesen el chillido de alarma y empezasen a revolotear para huir despavoridos.
Me abalancé a por mi presa buscando impactarle de lleno en el torso y con suerte impactarle directo al corazón, por la espalda. Sabía que aquella técnica podía traspasar sus tejidos hasta llegar al mismisimo corazón de ese hijo de puta, si es que tenía algo parecido en su interior, claro. Justo en el momento del impacto grité de pura rabia contenida.
Aquello debió ser lo último que verían mis ojos. el mamón ese del top negro y los pantalones de hipster tocando el hilo y riéndose. Mi rostro se torno más serio pero...
... fue como si desapareciese de mi vista y luego...
... Sentí un fuerte golpe en mi cuello.
Aquello fue el fin. Pude oír como Gyuki se lamentaba por algo pero la vista se había nublado y toda aquella vitalidad, aquel torrente de poder se desvaneció e cuestión de segundos.
El hilo de chakra había quedado a merced del villano y el destino del mundo estaba en sus manos. Al menos me quedaba l consuelo de saber que yo no iba a sufrirlo.
Poco después vi como el tipo estaba mirando al árbol, seguía riéndose de una forma muy particular, incluso irritante y me sentía muy raro. Para empezar el cráter de la técnica anterior había desaparecido y en segundo lugar no sentía ningún tipo de dolor de la técnica anterior con la que se fue todo a la puta. Sin duda la bendición de los dioses estaba de mi aprte. La fortuna me sonreía. Taiho estaba de espaldas a mí y no prestaba atención de lo que debía ser mi cadáver. Todo aquello convertía aquel conflicto en una oportunidad de oro.
«No sé qué diablos ha pasado y no sé si quiero saberlo, pero es nuestra oportunidad, Gyuki-kun, Aprovechemosla»
Miré la palma de mi mano diestra y sonreí.
«Puedo acabar con él con mi técnica. Tan solo necesito un golpe certero. ¡Vamos allá!»
Mis piernas empezaron a moverse aumentando el ritmo a gran velocidad mientras la mano se iba cargando hasta formar una esfera de chakra eléctrico que me delataría pero, ¿Podría reaccionar a tiempo de la amenaza que se cocía a sus espaldas? Estábamos a punto de comprobarlo.
El chidori estaba formado y con él un estruendo acaparador inundó el ambiente, como si miles de pájaros bajo amenaza de muerte emitiesen el chillido de alarma y empezasen a revolotear para huir despavoridos.
Me abalancé a por mi presa buscando impactarle de lleno en el torso y con suerte impactarle directo al corazón, por la espalda. Sabía que aquella técnica podía traspasar sus tejidos hasta llegar al mismisimo corazón de ese hijo de puta, si es que tenía algo parecido en su interior, claro. Justo en el momento del impacto grité de pura rabia contenida.
— ¡¡¡MUEREEEEEEEEEEEEEEEE!!! —
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa