21/07/2015, 03:18
Por fortuna para el Ishimura, a las afueras de aquel agujero no había nadie.
Sin embargo, parecía que la trampa había cumplido con su objetivo. Puesto que le había tomado tiempo salir de la misma, tanto así que el cielo empezaba a llenarse con los rayos del amanecer, tornándose cada vez más de su habitual color celeste.
«Que trampa tan molesta» —pensó Kazuma mientras se revisaba así mismo.
El joven se encontraba bastante sucio, ya que al parecer la tierra tenía mucha humedad, por lo que el interior de la fosa era bastante lodoso. Prueba de aquello era el que sus ropas tuvieran evidentes manchones, como los de un niño que ha jugado en la tierra.
Luego de sacudirse un poco su vestimenta, por puro instinto el chico paseo la vista por los alrededores. Esperando con cierto temor encontrarse uno de los clones de su sensei. Pero no había persona alguna en el sitio. Lo único que vio fue como un pequeño papelillo fue a parar a sus pies.
—Joder… Esto no es gracioso, es más, no me hace ni media gracia y me parece sumamente retorcido —aseguro, mientras visiblemente irritado aplastaba el trozo de papel y se lo guardaba.
Aquella nota parecía ser una provocación, puesto que en su cuerpo tenia escrito un mensaje que aseguraba el que le estarían esperando en la academia. Además de eso tenía una cara sonriente, que por el contexto se entendía que era claramente una burla por haber caído en la trampa. Pero lo más vistoso de todo era que esas palabras estaban escritas en un rojo escarlata bastante sugestivo.
«Ahora debo pensar en otra ruta… Seguramente dedujo que tomaría la ruta más corta, así que sabe por dónde llegare. No tengo de otra que tomar la segunda más rápida»
«Espera… Pero y si también espera que tome esa, en dicho caso quizás debiera buscar una tercera ruta, pero… Pero ¿y si ella sabe que yo se que ella sabe que yo sé?…»
—Joder, no tengo tiempo para perder analizándolo, tendré que seguir mi ruta planeada y regresar con los chicos lo antes posible.
Con aquello dicho para sí mismo, el joven se puso en marcha mientras dividía su atención. Una parte concentrada en mirar el suelo en donde iba a pisar y otra preguntándose cómo le iba a sus compañeros.
Sin embargo, parecía que la trampa había cumplido con su objetivo. Puesto que le había tomado tiempo salir de la misma, tanto así que el cielo empezaba a llenarse con los rayos del amanecer, tornándose cada vez más de su habitual color celeste.
«Que trampa tan molesta» —pensó Kazuma mientras se revisaba así mismo.
El joven se encontraba bastante sucio, ya que al parecer la tierra tenía mucha humedad, por lo que el interior de la fosa era bastante lodoso. Prueba de aquello era el que sus ropas tuvieran evidentes manchones, como los de un niño que ha jugado en la tierra.
Luego de sacudirse un poco su vestimenta, por puro instinto el chico paseo la vista por los alrededores. Esperando con cierto temor encontrarse uno de los clones de su sensei. Pero no había persona alguna en el sitio. Lo único que vio fue como un pequeño papelillo fue a parar a sus pies.
—Joder… Esto no es gracioso, es más, no me hace ni media gracia y me parece sumamente retorcido —aseguro, mientras visiblemente irritado aplastaba el trozo de papel y se lo guardaba.
Aquella nota parecía ser una provocación, puesto que en su cuerpo tenia escrito un mensaje que aseguraba el que le estarían esperando en la academia. Además de eso tenía una cara sonriente, que por el contexto se entendía que era claramente una burla por haber caído en la trampa. Pero lo más vistoso de todo era que esas palabras estaban escritas en un rojo escarlata bastante sugestivo.
«Ahora debo pensar en otra ruta… Seguramente dedujo que tomaría la ruta más corta, así que sabe por dónde llegare. No tengo de otra que tomar la segunda más rápida»
«Espera… Pero y si también espera que tome esa, en dicho caso quizás debiera buscar una tercera ruta, pero… Pero ¿y si ella sabe que yo se que ella sabe que yo sé?…»
—Joder, no tengo tiempo para perder analizándolo, tendré que seguir mi ruta planeada y regresar con los chicos lo antes posible.
Con aquello dicho para sí mismo, el joven se puso en marcha mientras dividía su atención. Una parte concentrada en mirar el suelo en donde iba a pisar y otra preguntándose cómo le iba a sus compañeros.