11/09/2017, 16:48
Aquel chico de cabellos blancos pareció también apenado pero pronto reparó en la rubia, quien le había dirigido la palabra para ver si se iban juntos o no a por esa misión de rango C.
Dudó en un principio, o eso le pareció a la pecosa y no le culpaba, no iban a cuidar a un abuelito a la vuelta de la esquina ni a pintar una pared, iban a hacer algo serio que suponía riesgos para ambos y presuntamente para terceros también. Pero al final aceptó con cierta energía.
En ese momento la mayor se volteó en torno a la recepcionista y abrió la boca, sencillamente para pasarle el mensaje transmitido por Riko lo cual no fue necesario y pronto la mujer detrás del mostrador les soltó un par de advertencias e indicaciones, ante las cuales la rubia simplemente asintió.
—Entendido —respondió con semblante serio.
Tomó el pergamino entre sus manos y se dispuso a leerlo antes de partir, por si le surgía algún tipo de duda pero en el final ponía claro que las dudas tendría que plantearlas al cliente así que la pelirroja no tenía nada a lo que responderle.
Luego de la lectura, la pecosa se volteó una vez más al albino.
—Bien Riko —dijo tras ofrecerle el pergamino—. Nos vemos en dos días.
Una vez que el shinobi tomase el objeto, la Kageyama se retiraría, probablemente a seguir con su aburrida rutina ya que tenía dos días completos para hacer lo que tuviera que hacer.
Dudó en un principio, o eso le pareció a la pecosa y no le culpaba, no iban a cuidar a un abuelito a la vuelta de la esquina ni a pintar una pared, iban a hacer algo serio que suponía riesgos para ambos y presuntamente para terceros también. Pero al final aceptó con cierta energía.
En ese momento la mayor se volteó en torno a la recepcionista y abrió la boca, sencillamente para pasarle el mensaje transmitido por Riko lo cual no fue necesario y pronto la mujer detrás del mostrador les soltó un par de advertencias e indicaciones, ante las cuales la rubia simplemente asintió.
—Entendido —respondió con semblante serio.
Tomó el pergamino entre sus manos y se dispuso a leerlo antes de partir, por si le surgía algún tipo de duda pero en el final ponía claro que las dudas tendría que plantearlas al cliente así que la pelirroja no tenía nada a lo que responderle.
Luego de la lectura, la pecosa se volteó una vez más al albino.
—Bien Riko —dijo tras ofrecerle el pergamino—. Nos vemos en dos días.
Una vez que el shinobi tomase el objeto, la Kageyama se retiraría, probablemente a seguir con su aburrida rutina ya que tenía dos días completos para hacer lo que tuviera que hacer.