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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#30
Yubiwa cayó hincando una rodilla en el suelo, exhausto. Su párpado derecho se cerró. Gimoteó y se llevó la mano del mismo lado a la cara, tapándoselo. Observó a Yota con preocupación, quien se lanzaba de nuevo al ataque contra Taiho. El muchacho enarboló aquél Raiton con una destreza digna de admirar, pero era demasiado ruidoso. Tanto él como la técnica. "¡El enemigo estaba de espaldas, Yota-kun, debiste aprovechar para rematarlo!", quiso decirle. Pero ya era tarde, porque Yota estaba en medio de un frenesí de batalla del que nadie le iba a sacar.

Taiho se giró justo en el último momento, enarbolando sus manos como tanques, y golpeó fuertemente el rostro de Yota, mandándolo a volar todavía con el Chidori activo. El muchacho cayó varios metros hacia atrás, dio varias vueltas sobre sí mismo y su propio jutsu se quedó clavado en una roca, a su espalda. Se desactivó, y la mano se le quedó enganchada en la piedra. Taiho empezó a caminar hacia él.

—Eres un niñato arrogante —repitió—. Pero debo reconocer que tienes huevos. Ahora dime, ¿cómo es posible que te haya cortado la cabeza y estés ahí, mirándome con esos ojos de cadáver?

»¿Ha sido un clon? ¿Un reemplazo?

Yubiwa chasqueó la lengua.

"¿Qué hacemos?"

Sacudió la cabeza. Estaba tan concentrado, y su ojo dolía tanto, que se había olvidado de Taeko. Yubiwa reflexionó, sin perder un ojo encima de Taiho.

—Esta no es una pelea que dos genin puedan ganar, Taeko-chan —dijo—. Sin embargo, parece que no hay más remedio. Dime, Taeko, ¿sabías usar el Jiton, no? Quiero decir, eres la única genin de toda Kusagakure que sabe hacerlo.

—Bien. Necesito que hagas una cosa por mi. Necesito... Necesito que... Voy a distraer a Taiho, ¿vale? Necesito que entre tú y Yota consigáis magnetizarlo, ¿de acuerdo? Sólo eso. Y luego... Luego... Quiero que vuelvas a esta roca y silbes muy fuerte. Todo, todo lo fuerte que puedas. ¿De acuerdo?

Yubiwa se levantó. Y luego, al mismo tiempo que una brisa sacudió los cabellos de Taeko, Yubiwa ya no era Yubiwa. Era Yotsuki Yota.


· · ·


—Muere, bastardo —espetó Taiho, cargando la misma técnica que Yota había cargado segundos antes en la mano. Embistió contra el indefenso genin, y...

Yubiwa esquivó el Chidori de Taiho rodando hacia un lado mientras realizaba una rápida serie de sellos. Quedó bocaarriba en el suelo, mientras Taiho enarbolaba el brazo y rajaba la roca por la mitad, dispuesto a volver a intentarlo.

—¿¡Un Kawarimi humano!?

—¡Katon: Haijingakure no Jutsu! —Yubiwa escupió un montón de cenizas volcánicas directamente a la cara de Taiho, quien retrocedió, tosiendo. Entonces, el jonin de Kusa aprovechó la jugada para impulsarse con las manos en la roca y quedar debajo del militar—. ¡Konoha Shōfū!

Yubiwa se impulsó en el suelo con los brazos y propinó una patada cargada con chakra en la barbilla de Taiho, quien salió disparado por los aires. Todo sucedía a una velocidad increíble: una auténtica batalla entre ninjas de alto nivel.

Taiho se recompuso en el aire y formuló tres sellos.

—¡Raiton: Gian! —Una lanza de rayos se dirigió en zig-zag hacia Yubiwa, quien desapareció justo antes de que impactara contra su rostro.

—Kage Buyou.

Yubiwa había aparecido justo a la espalda de Taiho. Taiho intentó girarse a tiempo, pero cuando lo hizo, recibió una patada en el costado. Luego, otra en el estómago. Y finalmente otra en la cara. Cualquiera diría que el aparentemente escuchimizado Yubiwa era tan bueno con el Taijutsu, pero estaba demostrando ser capaz de causarle daño cuerpo a cuerpo a toda una mole como aquella. El jounin giró entonces sobre sí mismo, y aunque Taiho trató de agarrarlo de la pierna, ya era demasiado tarde: había recibido un talonazo en la nuca que le hizo precipitarse hacia el suelo a gran velocidad.

—¡Konoha Daisenpū!

Taiho cayó al suelo y rompió las rocas con un gran estruendo. Se levantó con dificultad, mientras su rival aterrizaba un poco más allá. Quedó tumbado en el suelo, apoyado sólo en el codo para poder no perder de vista a aquél demonio de cabello azul.

Si se pensaba con detenimiento, los golpes de Yubiwa no eran tan duros: pero aquella sabandija era extremadamente ágil y no parecía cansarse, como si pudiera seguir realizando todos aquellos movimientos perpetuamente. Taiho escupió sangre a un lado.

—En mi vida había visto a alguien encajarme tantos golpes. Debo felicitarte.

Yubiwa inclinó la cabeza, con respeto.

—Muchas gracias, amigo mío. Ahora, si no le importa... ¿Sería usted tan amable de contarme qué demonios están haciendo ustedes con tanto chakra?

Taiho llenó el ambiente con una carcajada.

—¿Yo? Pagar una deuda.

—¿A quién?

—A alguien que me permitió volver a existir.

Yubiwa torció el gesto, desconcertado.

—¿Volver a... existir...?

—¿Echas de menos tu aldea, Yubiwa-sama?

Yubiwa abrió los ojos —los dos, al fin— con estupefacción, y se agarró el pecho. El dolor había sido casi físico, pero fue tan sólo de recordar... de recordar... ¿de recordar qué?

«¿Y por qué estás ayudando a unos kusareños, eh? Se supone que arrasaron tu aldea, imbécil.»

«Pero, ¿Kusagakure sigue existien...?»


«¿Qué... qué me está pasando?»

—Te has dejado distraer, capullo.

—¡¡¡AGH!!!

Esta vez, el dolor en el pecho había sido muy real. Y lo había provocado un Chidori, que ahora le atravesaba de parte a parte. Yubiwa bajó la mirada, y sonrió.

—¿Qué, a que reconoces que ha sido bueno, Yubiwa-"dono"

—Estás cometiendo un terrible error...
[Imagen: MsR3sea.png]

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RE: (S) Los hilos del mundo: primer hilo - por Sama-sama - 13/09/2017, 21:10


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