15/09/2017, 23:27
Al entrar en contacto con los shuriken, Yota quedó, sin querer, magnetizado por la técnica de Taeko. Un efecto que ella no pudo preveer, quizás porque aún le faltaba experimentar con la técnica, o tal vez porque estaba muy asustada, o nerviosa. De cualquier forma, justo cuando Yota las arrojó, las estrellas metálicas se unieron alineándose y se volvieron a separar dirigiéndose hacia él. No pasó nada grave, una dio en la pierna derecha y otra en un brazo...
...excepto que una de ellas se le había clavado en la yugular. Empezó a desangrarse.
Lejos, Yubiwa los miró un momento, y contempló con error como el plan había salido mal. Los últimos estertores de su vida se le escaparon con un aliento.
—Ajá, tus niños te han fallado, ¿eh? —Taiho miró hacia atrás, y rio cuando vio el cuerpo de Yota perforado por los shuriken de Taeko.
Sus dos ojos brillaron, y una esfera de color dorado brillante envolvió tanto a él como a su oponente. La esfera se expandió unos metros, mientras Taiho observaba anonadado como su mano salía del torso de Yubiwa y su cuerpo se movía sólo hacia atrás.
—¿Qué estás hacien...do...?
—Jiringan —anunció, con una sonrisa—. Puedo darle la vuelta al tiempo allá donde miro. Si uso los dos... Bueno, pasa esto.
La carne de Yubiwa se cerró en torno al agujero que había dejado la técnica de Taiho. Luego, la piel también se le regeneró.
Y Yubiwa cerró los ojos.
Y Taiho volvía hacia él, Chidori en ristre, a toda velocidad.
Sólo que esta vez, el jounin se agachó, haciendo que Taiho se tropezara con él y diera un par de volteretas antes de caer al suelo, magullado. Sin embargo, tenía ambos ojos cerrados, sin duda, fruto del esfuerzo al realizar su técnica. Se apoyó en el suelo, resollando con extrema dificultad. Y entonces, cometió su última imprudencia.
Se forzó a abrir los ojos y miró a Yota. Los shuriken, produciéndole un dolor terrorífico, salieron de su cuerpo. La sangre volvió a entrar. Las heridas se cerraron. Las estrellas metálicas volaron hacia adelante, luego hacia su mano, que las recogió. Luego, su mano se movio hacia Taeko, quien recogió las estrellas metálicas. Luego, el chakra magnético desapareció.
Y luego, Taiho cogió la cabeza de Yubiwa.
Luego, la reventó contra una piedra.
Sin más.
Yota estaba muy enfadado.
Yota estaba MUY ENFADADO.
Una capa burbujeante de chakra morado empezó a envolverle, dotándole de una gran fuente de energía. Al surgir, estalló y envió a Taeko a un lado.
—Toma todo mi chakra, Yota-kun. Destroza a ese hijo de puta.
...excepto que una de ellas se le había clavado en la yugular. Empezó a desangrarse.
Lejos, Yubiwa los miró un momento, y contempló con error como el plan había salido mal. Los últimos estertores de su vida se le escaparon con un aliento.
—Ajá, tus niños te han fallado, ¿eh? —Taiho miró hacia atrás, y rio cuando vio el cuerpo de Yota perforado por los shuriken de Taeko.
Sus dos ojos brillaron, y una esfera de color dorado brillante envolvió tanto a él como a su oponente. La esfera se expandió unos metros, mientras Taiho observaba anonadado como su mano salía del torso de Yubiwa y su cuerpo se movía sólo hacia atrás.
—¿Qué estás hacien...do...?
—Jiringan —anunció, con una sonrisa—. Puedo darle la vuelta al tiempo allá donde miro. Si uso los dos... Bueno, pasa esto.
La carne de Yubiwa se cerró en torno al agujero que había dejado la técnica de Taiho. Luego, la piel también se le regeneró.
Y Yubiwa cerró los ojos.
Y Taiho volvía hacia él, Chidori en ristre, a toda velocidad.
Sólo que esta vez, el jounin se agachó, haciendo que Taiho se tropezara con él y diera un par de volteretas antes de caer al suelo, magullado. Sin embargo, tenía ambos ojos cerrados, sin duda, fruto del esfuerzo al realizar su técnica. Se apoyó en el suelo, resollando con extrema dificultad. Y entonces, cometió su última imprudencia.
Se forzó a abrir los ojos y miró a Yota. Los shuriken, produciéndole un dolor terrorífico, salieron de su cuerpo. La sangre volvió a entrar. Las heridas se cerraron. Las estrellas metálicas volaron hacia adelante, luego hacia su mano, que las recogió. Luego, su mano se movio hacia Taeko, quien recogió las estrellas metálicas. Luego, el chakra magnético desapareció.
Y luego, Taiho cogió la cabeza de Yubiwa.
Luego, la reventó contra una piedra.
Sin más.
Yota estaba muy enfadado.
Yota estaba MUY ENFADADO.
Una capa burbujeante de chakra morado empezó a envolverle, dotándole de una gran fuente de energía. Al surgir, estalló y envió a Taeko a un lado.
—Toma todo mi chakra, Yota-kun. Destroza a ese hijo de puta.
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