18/09/2017, 12:22
Los dos genin se dirigieron a la cola de la ventanilla 10. Allí tuvieron que esperar un largo rato más, pero al final consiguieron llegar a su destino. Allí, tras varias columnas de papeles y un ejército de bolígrafos, una mujer regordeta con el cabello corto recogido como buenamente podía en un moño, sostenido por otro bolígrafo, les miró por encima de sus gafas de montura cuadrada.
—Buenos días, bienvenidos a Correos, la mensajería que da alegría a la villa —repitió, con la misma monotonía que su compañero—. ¿En qué puedo ayudaros?
—Buenos días, bienvenidos a Correos, la mensajería que da alegría a la villa —repitió, con la misma monotonía que su compañero—. ¿En qué puedo ayudaros?