24/09/2017, 19:28
— Me tomaré eso como un sí — dije, acariciando mi nuca por detrás de la trenza.
No hizo falta que MouKou se mostrase más comunicativo y el simple hecho de verle sentado, en admiración a la nevera hablaba pro si solo. La abrí y literalmente flipé con lo que tenía ese anciano allí. Había comida para hincharnos los dos a base de bien. Pero lo que más llamó mi atención fue aquel cordero a la naranja. Incluso más que el ramen. Lo cual ya era mucho.
— Ah sí... Esto será perfecto, ¿No crees?
Miré al perro que empezaba a babear de pura gula. Tomé un trozo que estuviera lo bastante humedecido por aquella salsa de naranja y lo arrojé al ninken. Después me atiborré yo mismo, con mis propias manos. entre bocado y bocado, rcompensé a MouKou con algún que otro trozo de más.
Con la barriga llena, estábamos listos para ir a dar una vuelta.
Manoseaba mi barriga con mi mano a medida que íbamos paseando y me iba asegurando de que el can me seguía. Así fue en todo momento. Muchos fueron los que hacían carantoñas al chucho, muchos otros, los que le manoseaban, acariciando su lomo o incluso haciéndole caritas de esas que uno le hace a un perro para hacerse el simpático.
Hasta que nos cruzamos con una joven, la cual me miraba de forma un tanto extraña.
«¿Acaso tengo monos en la cara?» Me dije para mis adentros.
Obviamente no era el caso. De pronto hizo marcha atrás, perdiendo el mundo de vista, y los pies de su ubicación, tropezando con la gente para acabar golpeando un local de ramen. Se había puesto perdida. Fue gracioso y no pude evitar soltar una sonrisa.
— Oye, ¿Estás bien? — pregunté después de acercarme para ayudarla a incorporarse.
No hizo falta que MouKou se mostrase más comunicativo y el simple hecho de verle sentado, en admiración a la nevera hablaba pro si solo. La abrí y literalmente flipé con lo que tenía ese anciano allí. Había comida para hincharnos los dos a base de bien. Pero lo que más llamó mi atención fue aquel cordero a la naranja. Incluso más que el ramen. Lo cual ya era mucho.
— Ah sí... Esto será perfecto, ¿No crees?
Miré al perro que empezaba a babear de pura gula. Tomé un trozo que estuviera lo bastante humedecido por aquella salsa de naranja y lo arrojé al ninken. Después me atiborré yo mismo, con mis propias manos. entre bocado y bocado, rcompensé a MouKou con algún que otro trozo de más.
Con la barriga llena, estábamos listos para ir a dar una vuelta.
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Manoseaba mi barriga con mi mano a medida que íbamos paseando y me iba asegurando de que el can me seguía. Así fue en todo momento. Muchos fueron los que hacían carantoñas al chucho, muchos otros, los que le manoseaban, acariciando su lomo o incluso haciéndole caritas de esas que uno le hace a un perro para hacerse el simpático.
Hasta que nos cruzamos con una joven, la cual me miraba de forma un tanto extraña.
«¿Acaso tengo monos en la cara?» Me dije para mis adentros.
Obviamente no era el caso. De pronto hizo marcha atrás, perdiendo el mundo de vista, y los pies de su ubicación, tropezando con la gente para acabar golpeando un local de ramen. Se había puesto perdida. Fue gracioso y no pude evitar soltar una sonrisa.
— Oye, ¿Estás bien? — pregunté después de acercarme para ayudarla a incorporarse.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa