24/09/2017, 20:03
Morenita ella, la muchacha pareció sonrosarse tanto de la vergüenza que cualquiera habría pensado que la pasta encima de sus cabellos iba a comenzar a hervir en cualquier momento. Trató de limpiarse con las manos tan rápido como podía, pero le costó más deshacerse de la salsa, que terminó de remover para cuando Yota se acercó a ella.
Le vio desde lo bajo, y aceptó la ayuda del ninja. Se levantó, y Yota pudo ver que tenía casi su misma altura, y el cabello castaño. Ojos color oliva y una pequeña marca bajo el párpado, no mas grande que un pulgar. Pero parecía ser un colmillo rojo.
—Diantres. Que vergüenza... —MouKou les observó, callado y sin moverse de donde estaba—. muchas gracias, shinobi-kun. Ésto suele pasarme seguido, soy una chica muy pero muy despistada.
Sonrió nerviosa, e intercalaba su mirada entre el chucho y Yota.
—Que lindo perrito. ¿Es tuyo?
Preguntó, quizás; demasiado interesada.
Le vio desde lo bajo, y aceptó la ayuda del ninja. Se levantó, y Yota pudo ver que tenía casi su misma altura, y el cabello castaño. Ojos color oliva y una pequeña marca bajo el párpado, no mas grande que un pulgar. Pero parecía ser un colmillo rojo.
—Diantres. Que vergüenza... —MouKou les observó, callado y sin moverse de donde estaba—. muchas gracias, shinobi-kun. Ésto suele pasarme seguido, soy una chica muy pero muy despistada.
Sonrió nerviosa, e intercalaba su mirada entre el chucho y Yota.
—Que lindo perrito. ¿Es tuyo?
Preguntó, quizás; demasiado interesada.