25/09/2017, 01:17
—Tokaro-san sabe quiénes somos, Yota-chan. Nos habremos visto en alguna ocasión, aunque no digo que pueda reconocerme, supongo que su memoria no estará tan fina ahora como antes. Peeeeero, mi marca Inuzuka será suficiente como para que sospeche algo, ¿ves?
De pronto volvieron la excusas. sin embargo la escucharía. A fin de cuentas ella conocía mejor a todos los involucrados que yo. Apenas había compartido unos pocos ratos con el viejo Tokaro. Yo me encargaría de mi parte y luego que fuera lo que Rikudo quisiera.
—Mira, si de algo estoy convencida, es que Tokaro-san no pondrá tantas pegas como mi madre. El problema es ella. Así que, tengo una idea —alzó el dedo, y de pronto su temple lució muy serio—. ve con Tokaro, y cuéntale toda la verdad. Lleva al cachorro, y apuesta porque se le derrita el corazón. De todas formas habrás averiguado lo que realmente le pasa a Moukou, y estoy segurísima que sabrá agradecértelo. Tu misión no peligrará, o eso creo.
Luego, vaciló con el gesto y calló durante un par de segundos. luego continuó.
—Yo mentiré, pero le mentiré a mamá. Tenemos que reunirlos, creo que no hay de otra Yota-kun. Hacerlos encontrar en un lugar, y dejar que hablen. Apostar a que cesen las riñas por el bien de las crías de nuestros perros. ¿Crees que podría funcionar? tan sólo necesitamos que uno de ellos esté dispuesto a hablar.
— Bueno, tu los conoces a todos mucho mejor que yo. Haremos como tu dices. No te preocupes por Tokaro, le convenceré, estoy seguro. ¿Cuál de los dos me llevo?
Todo parecía estar hilado. el plan era infalible pero era una especie de suicidio colectivo a la vez. Esperaba que mis dotes de persuasión estuvieran a la altura, que los perros estuvieran a la altura de las circunstancias y que la familia de la chica no diera demasiada guerra. Tenía la confianza de que Tokaro no lo haría.
De pronto volvieron la excusas. sin embargo la escucharía. A fin de cuentas ella conocía mejor a todos los involucrados que yo. Apenas había compartido unos pocos ratos con el viejo Tokaro. Yo me encargaría de mi parte y luego que fuera lo que Rikudo quisiera.
—Mira, si de algo estoy convencida, es que Tokaro-san no pondrá tantas pegas como mi madre. El problema es ella. Así que, tengo una idea —alzó el dedo, y de pronto su temple lució muy serio—. ve con Tokaro, y cuéntale toda la verdad. Lleva al cachorro, y apuesta porque se le derrita el corazón. De todas formas habrás averiguado lo que realmente le pasa a Moukou, y estoy segurísima que sabrá agradecértelo. Tu misión no peligrará, o eso creo.
Luego, vaciló con el gesto y calló durante un par de segundos. luego continuó.
—Yo mentiré, pero le mentiré a mamá. Tenemos que reunirlos, creo que no hay de otra Yota-kun. Hacerlos encontrar en un lugar, y dejar que hablen. Apostar a que cesen las riñas por el bien de las crías de nuestros perros. ¿Crees que podría funcionar? tan sólo necesitamos que uno de ellos esté dispuesto a hablar.
— Bueno, tu los conoces a todos mucho mejor que yo. Haremos como tu dices. No te preocupes por Tokaro, le convenceré, estoy seguro. ¿Cuál de los dos me llevo?
Todo parecía estar hilado. el plan era infalible pero era una especie de suicidio colectivo a la vez. Esperaba que mis dotes de persuasión estuvieran a la altura, que los perros estuvieran a la altura de las circunstancias y que la familia de la chica no diera demasiada guerra. Tenía la confianza de que Tokaro no lo haría.
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