27/09/2017, 22:11
(Última modificación: 27/09/2017, 22:33 por Eikyuu Juro.)
El tiempo parecía haberse congelado ahí, en el valle de los dojos. Hacía menos de un día, la final se había realizado. Aotsuki Ayame contra Uchiha Akame. El vencedor, este último, había sido coronado ahí mismo, con todo el prestigio que correspondía tal honor. Uzushiogakure debía de estar de enhorabuena en ese momento: uno de los suyos había ganado el torneo de los dojos.
Por su parte, Juro había sido consciente de la semifinal, donde su compañero y amigo Yota había sido derrotado por la chica de Amegakure. Por ver como aquel Uchiha que conoció de improvisto antes si quiera de la primera ronda pasaba a la final. Y luego, consciente del resultado final.
« Esta todo tan lejos de mi alcance... »
Eso fue lo primero que pensó. Ver aquel despliegue de poder, y sentirse inferior. Muy inferior. Él nunca había tenido una opción real de haber ganado. Su hermana le había acompañado, pero Juro decidió caminar solo. Volver a la villa sin la ayuda de nadie.
Además, aún tenía un asunto que resolver. Uno bastante importante.
Por la noche, Juro caminó de puntillas por el pasillo desierto de la zona de habitaciones masculinas, con cuidado, hacia la puerta de alguien que conocía muy bien, y con el que no había coincidido desde su combate.
Con cuidado, pasó la nota de papel por debajo de la puerta de Yota. Ya estaba hecho. Gen, a su espalda, se removió de forma inquieta. Parecía querer decirle algo. Juro le escuchó.
— ¿Qué dices, Gen? ¿Crees que Yota podría pensar que estoy enfadado con él y que debería ser menos ambiguo en la nota?
Gen no respondió. Pero su silencio lo dijo todo.
— Nah. Estoy cansado. Mañana le veré.
Antes de que Yota pudiese darse cuenta de la nota o de su presencia, Juro ya había desaparecido... En sus manos quedaba hacer caso o no a la ofrenda.
...................................................................................
Al día siguiente, se despertó. Desayunó algo, preparó las provisiones para el viaje y se aseguró de no dejaba nada. Ese día era su última estancia en aquel lugar con tantos recuerdos. Ahí había llegado durante su primera visita, nervioso y excitado por el torneo. Tras terminar su primer combate, exhausto y victorioso. Y tras su derrota en la segunda ronda.
Se despidió de ella, y se marchó. Llevaba su ropa más cómoda, a Gen atado en la espalda, y su bandana en la frente. La lucía con orgullo, a pesar de todo.
Y a las diez en punto, como un clavo, esperó en la recepción, para ver si Yota se animaba a ir o no con él a la vuelta. Podría haberle llamado o haber entrado en su habitación, pero le parecía mucho más fácil de esa forma.
Por su parte, Juro había sido consciente de la semifinal, donde su compañero y amigo Yota había sido derrotado por la chica de Amegakure. Por ver como aquel Uchiha que conoció de improvisto antes si quiera de la primera ronda pasaba a la final. Y luego, consciente del resultado final.
« Esta todo tan lejos de mi alcance... »
Eso fue lo primero que pensó. Ver aquel despliegue de poder, y sentirse inferior. Muy inferior. Él nunca había tenido una opción real de haber ganado. Su hermana le había acompañado, pero Juro decidió caminar solo. Volver a la villa sin la ayuda de nadie.
Además, aún tenía un asunto que resolver. Uno bastante importante.
Por la noche, Juro caminó de puntillas por el pasillo desierto de la zona de habitaciones masculinas, con cuidado, hacia la puerta de alguien que conocía muy bien, y con el que no había coincidido desde su combate.
Mañana por la mañana vuelvo a casa. Estaré a las diez en la recepción.
Juro
Juro
Con cuidado, pasó la nota de papel por debajo de la puerta de Yota. Ya estaba hecho. Gen, a su espalda, se removió de forma inquieta. Parecía querer decirle algo. Juro le escuchó.
— ¿Qué dices, Gen? ¿Crees que Yota podría pensar que estoy enfadado con él y que debería ser menos ambiguo en la nota?
Gen no respondió. Pero su silencio lo dijo todo.
— Nah. Estoy cansado. Mañana le veré.
Antes de que Yota pudiese darse cuenta de la nota o de su presencia, Juro ya había desaparecido... En sus manos quedaba hacer caso o no a la ofrenda.
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Al día siguiente, se despertó. Desayunó algo, preparó las provisiones para el viaje y se aseguró de no dejaba nada. Ese día era su última estancia en aquel lugar con tantos recuerdos. Ahí había llegado durante su primera visita, nervioso y excitado por el torneo. Tras terminar su primer combate, exhausto y victorioso. Y tras su derrota en la segunda ronda.
Se despidió de ella, y se marchó. Llevaba su ropa más cómoda, a Gen atado en la espalda, y su bandana en la frente. La lucía con orgullo, a pesar de todo.
Y a las diez en punto, como un clavo, esperó en la recepción, para ver si Yota se animaba a ir o no con él a la vuelta. Podría haberle llamado o haber entrado en su habitación, pero le parecía mucho más fácil de esa forma.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60