3/10/2017, 22:57
Por las pintas que traía era cierto lo que decía Juro: seguramente lo último que querían era mirar las armas que allí exhibían. Eri suspiró a la par que el chico que la acompañaba y esperó que de verdad tuviese razón y no se los encontrasen más en toda la jornada.
Poco a poco la cola parecía menguar, y eso a Eri comenzaba a entusiasmarla. ¡Por fin entrarían al museo! Olvidándose poco a poco del incidente de la mujer pija y su pariente, tranquilamente fueron avanzando hasta que...
— Disfruten de su visita.
No le gustó mucho la mirada de uno de los dos hombres sobre ellos pero poca importancia le concedió a aquel detalle pues por fin estaban dentro. Eri viajaba su vista de un lado para otro, encontrándose investigando la recepción del lugar, donde deberían elegir una de las dos puertas cuando terminasen con el lugar.
—¿Qué hacemos, Juro-san? —preguntó impaciente la kunoichi —. Podríamos acercarnos al guía y así saber qué dirección tomar, no te parece?
Poco a poco la cola parecía menguar, y eso a Eri comenzaba a entusiasmarla. ¡Por fin entrarían al museo! Olvidándose poco a poco del incidente de la mujer pija y su pariente, tranquilamente fueron avanzando hasta que...
— Disfruten de su visita.
No le gustó mucho la mirada de uno de los dos hombres sobre ellos pero poca importancia le concedió a aquel detalle pues por fin estaban dentro. Eri viajaba su vista de un lado para otro, encontrándose investigando la recepción del lugar, donde deberían elegir una de las dos puertas cuando terminasen con el lugar.
—¿Qué hacemos, Juro-san? —preguntó impaciente la kunoichi —. Podríamos acercarnos al guía y así saber qué dirección tomar, no te parece?