6/10/2017, 16:19
—Vaya, pos si que está jodido —dijo para sí la kunoichi al observar el mal estado en el que se encontraba el techo, pensando que seguramente el resto de la casa se encontraría en la misma condición.
—Perfecto, en un momento te lo llevo joven, ve a sentarte en el salón, yo iré pronto con ambos tés —alegó todavía desde la cocina pues desconocía el paradero de la kunoichi.
—La verdad es que quería curiosear. ¿Puedo?
Al acabar la frase ella ya estaba caminando por la casa, quería ver como estaba el resto de esta y decidió pasar por la cocina también, cuando acabó volvió al salón y se sentó en un sofá con las piernas cruzadas y la espalda algo inclinada hacia enfrente.
—¡Ponte cómoda, Kimi-san! —exclamó la mujer mientras dejaba la bandeja en una mesita, justo al lado de dos sofás color oscuro. Aquello era el salón, un espacio pequeño con dos pequeños sofás, una mesa de corta estatura de madera y un par de ventanas—. Gracias por acudir a ayudarme, eres un cielo —se sinceró la mujer—. ¿Tienes alguna pregunta acerca del trabajo en cuestión?
—Bueno, nada del otro mundo, solo tengo que saber donde están las herramientas —dijo dando un sorbo a la taza de té.
—Perfecto, en un momento te lo llevo joven, ve a sentarte en el salón, yo iré pronto con ambos tés —alegó todavía desde la cocina pues desconocía el paradero de la kunoichi.
—La verdad es que quería curiosear. ¿Puedo?
Al acabar la frase ella ya estaba caminando por la casa, quería ver como estaba el resto de esta y decidió pasar por la cocina también, cuando acabó volvió al salón y se sentó en un sofá con las piernas cruzadas y la espalda algo inclinada hacia enfrente.
—¡Ponte cómoda, Kimi-san! —exclamó la mujer mientras dejaba la bandeja en una mesita, justo al lado de dos sofás color oscuro. Aquello era el salón, un espacio pequeño con dos pequeños sofás, una mesa de corta estatura de madera y un par de ventanas—. Gracias por acudir a ayudarme, eres un cielo —se sinceró la mujer—. ¿Tienes alguna pregunta acerca del trabajo en cuestión?
—Bueno, nada del otro mundo, solo tengo que saber donde están las herramientas —dijo dando un sorbo a la taza de té.