5/10/2017, 19:00
Tanto Eri como Juro escucharon atentamente al guía. En realidad, se habían colado descaradamente y los servicios eran de pago, pero eso no lo sabrían ninguno de los dos. Una vez escuchado, la chica se volvió hacia él, alejandose del barullo.
—Bueno, ya sabemos qué se esconde detrás de cada puerta, sinceramente quiero ver ambas, pero optaría primero por las antiguas que son las que menos ganas tengo de ver, ¿y tú? ¿Qué decides?
Eso le extrañó un poco. ¿Empezar por la que no le gustaba?
« Quizá quiera quitarse de encima lo que no le gusta cuanto antes para luego lo otro » — reflexionó, haciendo un pequeño simil con la comida.
— A mi me da igual, solo quiero verlas todas — dijo Juro, con cierta pasión que solo se podía encontrar en alguien que disfrutaba de lo que estaba haciendo —. ¡Vamos!
Si Eri se mostraba de acuerdo, los dos entrarían en la puerta de la izquierda. Ante ellos se alzaría una enorme sala de paredes blancas, llena de vitrinas trasparentes de diferentes tamaños, acordonadas por seda roja. En cada una de ellas, había una plaquita metálica en la que se denominaban los nombres de lo que había expuesto. La sala permanecía en un ligero silencio, mostrando la solemnidad del lugar. Había bastante gente repartida por cada vitrina.
Al fondo de la enorme sala, se podía apreciar otra bifurcación, con dos pasillos, uno que continuaba recto y otro que viraba hacia la derecha.
— ¡Es enorme! — exclamó Juro, para luego taparse la boca, dándose cuenta de que su grito había roto la tranquilidad de aquel lugar.
—Bueno, ya sabemos qué se esconde detrás de cada puerta, sinceramente quiero ver ambas, pero optaría primero por las antiguas que son las que menos ganas tengo de ver, ¿y tú? ¿Qué decides?
Eso le extrañó un poco. ¿Empezar por la que no le gustaba?
« Quizá quiera quitarse de encima lo que no le gusta cuanto antes para luego lo otro » — reflexionó, haciendo un pequeño simil con la comida.
— A mi me da igual, solo quiero verlas todas — dijo Juro, con cierta pasión que solo se podía encontrar en alguien que disfrutaba de lo que estaba haciendo —. ¡Vamos!
Si Eri se mostraba de acuerdo, los dos entrarían en la puerta de la izquierda. Ante ellos se alzaría una enorme sala de paredes blancas, llena de vitrinas trasparentes de diferentes tamaños, acordonadas por seda roja. En cada una de ellas, había una plaquita metálica en la que se denominaban los nombres de lo que había expuesto. La sala permanecía en un ligero silencio, mostrando la solemnidad del lugar. Había bastante gente repartida por cada vitrina.
Al fondo de la enorme sala, se podía apreciar otra bifurcación, con dos pasillos, uno que continuaba recto y otro que viraba hacia la derecha.
— ¡Es enorme! — exclamó Juro, para luego taparse la boca, dándose cuenta de que su grito había roto la tranquilidad de aquel lugar.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60