9/10/2017, 00:26
(Última modificación: 9/10/2017, 00:29 por Uchiha Datsue.)
Las suposiciones de Datsue resultaron erradas. Lo que a Koko le preocupaba era mucho más simple que todo aquello. Más simple, pero a la vez más alarmante. Sin rodeos, preguntó qué hubiese pasado de haber sido aquella batalla un combate real. El Uchiha creía que ella misma ya debía conocer la respuesta, pero aún así se la dio:
—Que hubieses muerto. —Directo y sin adornos—. Tal y como hubiésemos muerto el resto de participantes, salvo Akame —añadió, otra vez franco. No había muchas más vueltas que darle. Una muerte más o menos honrosa, pero en aquel supuesto, todos hubiesen acabado conociéndola. Y la muerte era para todos igual, por mucho que le ofrecieses más o menos resistencia.
»Aunque entiendo tu punto —añadió. Había estado mirándola con un ojo entreabierto todo aquel tiempo, pero entonces fijó la vista en el cielo—. Si me aceptas un consejo: lucha. Lucha contra todo aquel que creas pueda suponerte un reto. Entrenar; estudiar; aprender nuevos jutsus… —hizo un ademán con la mano, como quitándole importancia—. Todo eso está muy bien, pero de donde más he aprendido yo ha sido de mis adversarios. Eri, en paz descanse, me enseñó a darle la vuelta a las cosas. A hacer de lo predecible lo impredecible. A transformar una buena defensa en el mejor ataque —recordaba perfectamente aquel kawarimi, no para evadir ningún ataque, sino precisamente para atacar ella—. Daruu me enseñó a vigilar mis espaldas. A nunca confiarme. A siempre pensar que, por buena que sea tu estratagema, tu oponente puede tener una igual o mejor. A usar el campo de batalla como una herramienta más. Como un arma, y aprovecharte de ella antes de que tu oponente lo haga. —La visión del enorme tsunami que Daruu había convocado le vino a la mente. Aquel jutsu colosal no le había dado de milagro, pero aún sin darle, había hecho algo mucho más importante: había transformado el campo de batalla en el campo de Daruu. Podría decirse que era parecido, pero no lo era en absoluto—. Akame —continuó, citando a su otro gran adversario hasta la fecha—, bueno, si empiezo a contarte todo lo que me enseñó mi hermano, no acabaría hasta mañana, pero lo resumiré en anticiparse. No ya solo a los movimientos del rival, sino a sus pensamientos. Leer los movimientos de un adversario es una ventaja, pero si logras leer también su mente, eso es tener ya medio combate en el bolsillo.
»Además —continuó, ya para finalizar—, dicen que de las derrotas es donde más se aprende. Como nunca perdí —ahí estaba, latente y en estado de reposo, pero ahí. La fanfarronería era algo que nunca perdería, por muchas horas de insomnio que padeciese—, es algo que solo sé de oídas. Pero supongo que es cierto. ¿Contra quiénes luchaste tú, aparte de Akame? —se interesó. También era mala suerte haberse ido a enfrentar justo al Campeón del Torneo.
—Que hubieses muerto. —Directo y sin adornos—. Tal y como hubiésemos muerto el resto de participantes, salvo Akame —añadió, otra vez franco. No había muchas más vueltas que darle. Una muerte más o menos honrosa, pero en aquel supuesto, todos hubiesen acabado conociéndola. Y la muerte era para todos igual, por mucho que le ofrecieses más o menos resistencia.
»Aunque entiendo tu punto —añadió. Había estado mirándola con un ojo entreabierto todo aquel tiempo, pero entonces fijó la vista en el cielo—. Si me aceptas un consejo: lucha. Lucha contra todo aquel que creas pueda suponerte un reto. Entrenar; estudiar; aprender nuevos jutsus… —hizo un ademán con la mano, como quitándole importancia—. Todo eso está muy bien, pero de donde más he aprendido yo ha sido de mis adversarios. Eri, en paz descanse, me enseñó a darle la vuelta a las cosas. A hacer de lo predecible lo impredecible. A transformar una buena defensa en el mejor ataque —recordaba perfectamente aquel kawarimi, no para evadir ningún ataque, sino precisamente para atacar ella—. Daruu me enseñó a vigilar mis espaldas. A nunca confiarme. A siempre pensar que, por buena que sea tu estratagema, tu oponente puede tener una igual o mejor. A usar el campo de batalla como una herramienta más. Como un arma, y aprovecharte de ella antes de que tu oponente lo haga. —La visión del enorme tsunami que Daruu había convocado le vino a la mente. Aquel jutsu colosal no le había dado de milagro, pero aún sin darle, había hecho algo mucho más importante: había transformado el campo de batalla en el campo de Daruu. Podría decirse que era parecido, pero no lo era en absoluto—. Akame —continuó, citando a su otro gran adversario hasta la fecha—, bueno, si empiezo a contarte todo lo que me enseñó mi hermano, no acabaría hasta mañana, pero lo resumiré en anticiparse. No ya solo a los movimientos del rival, sino a sus pensamientos. Leer los movimientos de un adversario es una ventaja, pero si logras leer también su mente, eso es tener ya medio combate en el bolsillo.
»Además —continuó, ya para finalizar—, dicen que de las derrotas es donde más se aprende. Como nunca perdí —ahí estaba, latente y en estado de reposo, pero ahí. La fanfarronería era algo que nunca perdería, por muchas horas de insomnio que padeciese—, es algo que solo sé de oídas. Pero supongo que es cierto. ¿Contra quiénes luchaste tú, aparte de Akame? —se interesó. También era mala suerte haberse ido a enfrentar justo al Campeón del Torneo.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado