9/10/2017, 00:55
Era extraño poder hablar seriamente con Datsue sin que hayan intentos de estafa o cosas similares, simplemente estaban allí hablando tranquilamente de lo que había ocurrido en el torneo y tenía sentido, la gran mayoría de las cosas que decía sobre los combates y demás seguramente tendrían detrás alguna historia de los encuentros que él había tenido pero… Ella no tuvo la misma suerte.
Varios de los consejos que le estaban dando probablemente los tendría en cuenta, pero dudaba mucho que sirviera de mucho que se lo imaginase y por encima de todo, lo último, el pelear contra quien sea que le suponga algún reto era algo demasiado versátil. Por ejemplo, su hermano le supone un reto, pero actualmente es imposible para ella vencerle y lo tiene más que comprobado, seguramente de aquellos encuentros es que haya desarrollado cierta resistencia a pesar de nunca entrenar en dicho aspecto.
—Se podría aprender si por lo menos hicieses algo —le contradijo rápidamente—. Solo contra Akame y mi hermano, los dos son demasiado para mí.
Aquello fue lo que la impulsó incorporar a su repertorio otro estilo que le serviría para combates a distancia, el shurikenjutsu. Lamentablemente no posee las herramientas para solo depender de aquello y por si fuera poco, su maestra no podría enseñarle estrategias y trucos sobre cómo implementar estos estilos ya que… Bueno, no posee la movilidad para ello.
En ese momento se le ocurrió una idea, algo que puede termine por hacer que se arrepienta durante mucho tiempo, o puede que no, a saber, pero tenía a su lado a otro Uchiha, la otra persona en la que vio el cambio de color en los ojos y que también había logrado avanzar bastante en el torneo. Podría ser un reto, si es que no estaba fardando demasiado.
—¿Te hace un combate amistoso? —preguntó girando la cabeza para mirarle—. A ver si el mote de ”el intrépido” te pega o es un mal invento —agregó acompañando sus palabras con una risilla para indicarle que iba a broma.
Varios de los consejos que le estaban dando probablemente los tendría en cuenta, pero dudaba mucho que sirviera de mucho que se lo imaginase y por encima de todo, lo último, el pelear contra quien sea que le suponga algún reto era algo demasiado versátil. Por ejemplo, su hermano le supone un reto, pero actualmente es imposible para ella vencerle y lo tiene más que comprobado, seguramente de aquellos encuentros es que haya desarrollado cierta resistencia a pesar de nunca entrenar en dicho aspecto.
—Se podría aprender si por lo menos hicieses algo —le contradijo rápidamente—. Solo contra Akame y mi hermano, los dos son demasiado para mí.
Aquello fue lo que la impulsó incorporar a su repertorio otro estilo que le serviría para combates a distancia, el shurikenjutsu. Lamentablemente no posee las herramientas para solo depender de aquello y por si fuera poco, su maestra no podría enseñarle estrategias y trucos sobre cómo implementar estos estilos ya que… Bueno, no posee la movilidad para ello.
En ese momento se le ocurrió una idea, algo que puede termine por hacer que se arrepienta durante mucho tiempo, o puede que no, a saber, pero tenía a su lado a otro Uchiha, la otra persona en la que vio el cambio de color en los ojos y que también había logrado avanzar bastante en el torneo. Podría ser un reto, si es que no estaba fardando demasiado.
—¿Te hace un combate amistoso? —preguntó girando la cabeza para mirarle—. A ver si el mote de ”el intrépido” te pega o es un mal invento —agregó acompañando sus palabras con una risilla para indicarle que iba a broma.