11/10/2017, 11:41
Ayame miró a Daruu, pero él no la estaba mirando a ella. Ni a su taiyaki. Apartaba la mirada de aquél pez de hojaldre como si fuera lo más feo que había visto en su vida.
—A mi Daruucín no le gusta el pescado hasta el punto de que se niega a comer un taiyaki si lo mira fijamente, pero sí que le gusta el chocolate. Es un poco idiota. —Kiroe guiñó el ojo a Ayame y le acercó una servilleta—. Límpiate la nariz, cariño. Jijijí.
Se dio la vuelta y se acercó a una percha cercana. Allí había tres delantales naranjas y tres gorros de cocina.
—¡Bien! Y ahora... ¡manos a la obra!
Daruu y Ayame estaban a sendos lados de Kiroe, los tres ataviados con la indumentaria descrita anteriormente. Frente a sí mismos tenían varios boles: uno de ellos tenía una especie de crema anaranjada, otro de ellos azúcar glass, y el tercero de todos emanaba un frío espectral y tenía multitud de hilillos de color blanco azulado.
—Veréis, para esta temporada de las fiestas de Viento Gris se me ha ocurrido una nueva receta para mis famosos bollitos. Aprovechando que es la temporada de calabazas de Yachi, claro —explicó—. Antes de las fiestas, quiero ver si estos bollitos tienen aceptación y si gustan a la gente. Pero tengo mucho trabajo y esto es casi un extra, de modo que necesito vuestra ayuda para prepararlos.
»Yo pondré el horno y todo, sólo necesito que me preparéis veinte bandejas de bollitos sin cocinar. Aquí tenéis la pasta, hecha de vainilla y calabaza, el azúcar, y... las fresas shiroshimo, claro. Ahora, prestadme especial atención, por favor.
Kiroe dirigió su mano a la pasta de calabaza y cogió una cantidad equivalente a medio palmo.
—Cogéis un poco de masa.
Hizo de ella una manopla, y ayudándose de la pasta cogió un poquito, una minúscula parte de ralladura de fresa shiroshimo. Luego, la envolvió con la masa, la amasó un poco en el banco de la cocina para mezclar la ralladura...
—No toquéis la ralladura directamente. Veréis que nada más ponerla en la masa y amasarla ya sentiréis un poco de frío. Es muy potente.
La hizo una bola, y la rebozó en una buena cantidad de azúcar. La depositó en la bandeja.
—¿Lo habéis entendido? Se hace así. Ahora haréis uno cada uno para que supervise cómo lo hacéis.
Daruu ya había hecho bollitos de vainilla con su madre y en solitario anteriormente, así que el procedimiento le resultó equivalente. Rápidamente y sin ningún problema había hecho su propia versión del bollo.
—A mi Daruucín no le gusta el pescado hasta el punto de que se niega a comer un taiyaki si lo mira fijamente, pero sí que le gusta el chocolate. Es un poco idiota. —Kiroe guiñó el ojo a Ayame y le acercó una servilleta—. Límpiate la nariz, cariño. Jijijí.
Se dio la vuelta y se acercó a una percha cercana. Allí había tres delantales naranjas y tres gorros de cocina.
—¡Bien! Y ahora... ¡manos a la obra!
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Daruu y Ayame estaban a sendos lados de Kiroe, los tres ataviados con la indumentaria descrita anteriormente. Frente a sí mismos tenían varios boles: uno de ellos tenía una especie de crema anaranjada, otro de ellos azúcar glass, y el tercero de todos emanaba un frío espectral y tenía multitud de hilillos de color blanco azulado.
—Veréis, para esta temporada de las fiestas de Viento Gris se me ha ocurrido una nueva receta para mis famosos bollitos. Aprovechando que es la temporada de calabazas de Yachi, claro —explicó—. Antes de las fiestas, quiero ver si estos bollitos tienen aceptación y si gustan a la gente. Pero tengo mucho trabajo y esto es casi un extra, de modo que necesito vuestra ayuda para prepararlos.
»Yo pondré el horno y todo, sólo necesito que me preparéis veinte bandejas de bollitos sin cocinar. Aquí tenéis la pasta, hecha de vainilla y calabaza, el azúcar, y... las fresas shiroshimo, claro. Ahora, prestadme especial atención, por favor.
Kiroe dirigió su mano a la pasta de calabaza y cogió una cantidad equivalente a medio palmo.
—Cogéis un poco de masa.
Hizo de ella una manopla, y ayudándose de la pasta cogió un poquito, una minúscula parte de ralladura de fresa shiroshimo. Luego, la envolvió con la masa, la amasó un poco en el banco de la cocina para mezclar la ralladura...
—No toquéis la ralladura directamente. Veréis que nada más ponerla en la masa y amasarla ya sentiréis un poco de frío. Es muy potente.
La hizo una bola, y la rebozó en una buena cantidad de azúcar. La depositó en la bandeja.
—¿Lo habéis entendido? Se hace así. Ahora haréis uno cada uno para que supervise cómo lo hacéis.
Daruu ya había hecho bollitos de vainilla con su madre y en solitario anteriormente, así que el procedimiento le resultó equivalente. Rápidamente y sin ningún problema había hecho su propia versión del bollo.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)