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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#11
Pero Daruu ni siquiera la miró cuando le interpeló. Ni estaba mirando el taiyaki. En realidad, sus ojos estaban fijos en algún punto inexistente, como si no quisiera cruzarse con la mirada vacía de ojos grandes y saltones de pez verde relleno de chocolate que estaba devorando.

—A mi Daruucín no le gusta el pescado hasta el punto de que se niega a comer un taiyaki si lo mira fijamente, pero sí que le gusta el chocolate. Es un poco idiota —respondió Kiroe, guiñándole un ojo a Ayame, que estuvo a punto de reír hasta que le tendió una servilleta—. Límpiate la nariz, cariño. Jijijí.

Las ganas de reír se vieron inmediatamente sustituidas por una terrible vergüenza. Ayame tomó a toda prisa la servilleta y en su afán por limpiarse la nariz se tapó prácticamente toda la cara.

—¡Bien! Y ahora... ¡manos a la obra!

La mujer se acercó a una percha cercana y les pasó a cada uno un delantal y un gorro de cocina, ambos de color naranja. Ayame los miró con curiosidad antes de ponérselos. Ella ya cocinaba en casa, pero nunca se había visto en un atuendo así. Aunque enseguida pensó que debía de tener una pinta ridícula con aquello puesto. Sin embargo, no emitió ni una sola queja. Simplemente siguió a la pastelera y a Daruu hasta una mesa cercana. Sobre ella había varios boles: uno de ellos con una crema de color naranja, el otro con azúcar glass y del último se escapaban varios hilos de fríos glaciar.

«¿Serán las fresas shiroshimo?» Se preguntó Ayame, ladeando ligeramente la cabeza.

—Veréis, para esta temporada de las fiestas de Viento Gris se me ha ocurrido una nueva receta para mis famosos bollitos. Aprovechando que es la temporada de calabazas de Yachi, claro —explicó—. Antes de las fiestas, quiero ver si estos bollitos tienen aceptación y si gustan a la gente. Pero tengo mucho trabajo y esto es casi un extra, de modo que necesito vuestra ayuda para prepararlos.

«¡Oh, vamos a probar una nueva receta!» Pensó Ayame, repentinamente entusiasmada con la idea.

—Yo pondré el horno y todo, sólo necesito que me preparéis veinte bandejas de bollitos sin cocinar. Aquí tenéis la pasta, hecha de vainilla y calabaza, el azúcar, y... las fresas shiroshimo, claro. Ahora, prestadme especial atención, por favor.

Kiroe cogió un poco de la pasta de calabaza y después, ayudándose con ella a modo de manopla, tomó una minúscula cantidad de ralladura de fresas shiroshimo del bol congelado, la envolvió con la masa y después la amasó en el banco de cocina para mezclarlo.

—No toquéis la ralladura directamente. Veréis que nada más ponerla en la masa y amasarla ya sentiréis un poco de frío. Es muy potente.

Hizo una esfera con la masa y la rebozó en el azúcar directamente antes de dejarla en la bandeja.

—¿Lo habéis entendido? Se hace así. Ahora haréis uno cada uno para que supervise cómo lo hacéis.

—Es una pregunta un poco tonta pero... ¿cuántos bollitos caben por bandeja? —preguntó Ayame, mientras cogía un poco de la pasta de calabaza y vainilla, calculando aproximadamente la cantidad que había cogido Kiroe.

Después la extendió y cubrió sus dedos índice, corazón y pulgar con ella para dirigirse al bol de la ralladura de las fresas shiroshimo. Apenas había acercado la mano mínimamente al contenedor cuando sintió un frío glacial subiéndole por el antebrazo. Y en el breve momento de indecisión, su dedo meñique rozó sin querer la ralladura.

—¡AH!

Ayame se había apartado rápidamente al sentir la intensa quemazón penetrar en los huesos de su mano. Resollando, se miró la mano, pero afortunadamente estaba intacta. Su piel simplemente se había enrojecido un poco. En realidad el contacto había sido mínimo, por lo que había sufrido más del susto que por el dolor.

—L... ¡Lo siento!
[Imagen: kQqd7V9.png]
Sprite por Karvistico.


—Habitación de Ayame: Link

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Mensajes en este tema
(D) Bollitos de Calabaza - por Aotsuki Ayame - 30/09/2017, 17:01
RE: (D) Bollitos de Calabaza - por Aotsuki Ayame - 11/10/2017, 13:09


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