15/10/2017, 19:56
— Yo... Llevo...casi todo el día corriendo, menos por una distracción con un perro que me ha atacado. Pero no he parado de correr desde entonces. Es... duro. Me estoy esforzando.
El hombre lo levantó como si no fuera nada, como quien levanta un cachorrillo que se ha tropezado. Acto seguido se llevó las manos a la espalda y empezó a hablar.
— Lo sé, Juro-san, lo sé. ¿No pensarías que te iba a dejar dar vueltas sin supervisión? No, hombre, no. Los guardias del puente son alumnos mios, ellos ya saben que de vez en cuando... bueno. Que en el cambio de guardia vinieron a decirme que todavía estabas aquí, esforzandote al máximo.
Hizo una breve pausa para mirar de arriba a abajo a Juro que estaba que no se aguantaba ni los pedos.
— Te explico, normalmente los genins a los que les doy la misión se lo toman con calma, total, no hay límite, pero no es que no haya límite. Es una prueba, una prueba de la voluntad de las nuevas generaciones con la villa. Una prueba de tenacidad, de orgullo, de espiritu. La mayoria la rechazan de primeras, una vergüenza si me preguntas, de los que la aceptan, la mayor parte acaba fallandola porque prefieren hacer otra misión que sea limpiar retretes, una vergüenza aún mayor.
Negó con la cabeza unas cuantas veces y suspiró antes de seguir con su explicación.
— No te voy a mentir, no eres la primera persona a la que le doy por aprobada la misión sin haber hecho las cien vueltas. Sobretodo porque solo se la ofrezco a genins como tú, que necesiten un poquito de ejercicio. Mirate, si pareces hasta más fuerte y resistente que cuando nos vimos en el edificio del Morikage.
Se rió como se rien los viejos.
— Así que mañana pasate por secretaría y te doy la recompensa anda. Si alguien te pregunta, la misión era dar todas las vueltas a la villa que pudieses en un día, eh. Jojojojo.
Y se fue por donde había venido tras darle un par de golpecitos suaves en el hombro a Juro.
El hombre lo levantó como si no fuera nada, como quien levanta un cachorrillo que se ha tropezado. Acto seguido se llevó las manos a la espalda y empezó a hablar.
— Lo sé, Juro-san, lo sé. ¿No pensarías que te iba a dejar dar vueltas sin supervisión? No, hombre, no. Los guardias del puente son alumnos mios, ellos ya saben que de vez en cuando... bueno. Que en el cambio de guardia vinieron a decirme que todavía estabas aquí, esforzandote al máximo.
Hizo una breve pausa para mirar de arriba a abajo a Juro que estaba que no se aguantaba ni los pedos.
— Te explico, normalmente los genins a los que les doy la misión se lo toman con calma, total, no hay límite, pero no es que no haya límite. Es una prueba, una prueba de la voluntad de las nuevas generaciones con la villa. Una prueba de tenacidad, de orgullo, de espiritu. La mayoria la rechazan de primeras, una vergüenza si me preguntas, de los que la aceptan, la mayor parte acaba fallandola porque prefieren hacer otra misión que sea limpiar retretes, una vergüenza aún mayor.
Negó con la cabeza unas cuantas veces y suspiró antes de seguir con su explicación.
— No te voy a mentir, no eres la primera persona a la que le doy por aprobada la misión sin haber hecho las cien vueltas. Sobretodo porque solo se la ofrezco a genins como tú, que necesiten un poquito de ejercicio. Mirate, si pareces hasta más fuerte y resistente que cuando nos vimos en el edificio del Morikage.
Se rió como se rien los viejos.
— Así que mañana pasate por secretaría y te doy la recompensa anda. Si alguien te pregunta, la misión era dar todas las vueltas a la villa que pudieses en un día, eh. Jojojojo.
Y se fue por donde había venido tras darle un par de golpecitos suaves en el hombro a Juro.