17/10/2017, 11:49
—He estado buscando por todos sitios —respondió Eri, con un tono de amargura en su voz que le encogió el corazón—. Pero nada, nadie quiere hacer la voz, por eso...
Ayame ladeó la cabeza, esperando que terminara la frase. Pero nada podría haberla preparado para lo que vino a continuación.
—¿Y... Si me ayudaras tú?
Los pasos de Ayame se detuvieron de golpe y de forma tan repentina que una persona que caminaba cerca de ellas estuvo a punto de arrollarla y le lanzó una mirada de pocos amigos al pasar por su lado. Pero a Ayame no le importó. Se había quedado paralizada en el sitio, tratando de averiguar si había escuchado bien a la de Uzushiogakure.
—E... espera... ¿Qué...? ¿Yo? —balbuceaba, señalándose a sí misma con el dedo índice—. P... pero... si y... yo... yo...
No lo iba a negar. Le gustaba cantar. ¡Pero siempre lo hacía cuando creía que no había nadie escuchándola, casi a escondidas! ¡¿Cómo podía siquiera imaginar la posibilidad de subirse a un escenario y cantar delante de una multitud?! No. No. No. No. Eso era imposible. Rotundamente.
Ayame ladeó la cabeza, esperando que terminara la frase. Pero nada podría haberla preparado para lo que vino a continuación.
—¿Y... Si me ayudaras tú?
Los pasos de Ayame se detuvieron de golpe y de forma tan repentina que una persona que caminaba cerca de ellas estuvo a punto de arrollarla y le lanzó una mirada de pocos amigos al pasar por su lado. Pero a Ayame no le importó. Se había quedado paralizada en el sitio, tratando de averiguar si había escuchado bien a la de Uzushiogakure.
—E... espera... ¿Qué...? ¿Yo? —balbuceaba, señalándose a sí misma con el dedo índice—. P... pero... si y... yo... yo...
No lo iba a negar. Le gustaba cantar. ¡Pero siempre lo hacía cuando creía que no había nadie escuchándola, casi a escondidas! ¡¿Cómo podía siquiera imaginar la posibilidad de subirse a un escenario y cantar delante de una multitud?! No. No. No. No. Eso era imposible. Rotundamente.