17/10/2017, 11:59
Daruu soltó una carcajada ante su comentario. Señaló la bandeja y Ayame hundió los hombros al ver que él había hecho otros diez bollitos mientras ella hablaba y hacía el suyo. Diez a uno.
—Los míos son perfectos y hay más —le picó, con una risilla que bien podría haber salido de los labios de Kiroe.
Ayame torció el gesto en un mohín y, en un gesto brusco, tomó más masa de calabaza y vainilla.
—¡Pues ya verás! ¡¡Haré más bollitos que tú y todos ellos serán PERFECTÍSIMAMENTE PERFECTOS!! —exclamó, decidida, al tiempo que se ponía manos a la masa. ¿Existía acaso la palabra "perfectísimamente"? Ni siquiera le importaba.
Aunque se odiara por ello, a veces Ayame era muy competitiva.
Y aún les esperaba un largo trabajo por delante para demostrárselo.
—Los míos son perfectos y hay más —le picó, con una risilla que bien podría haber salido de los labios de Kiroe.
Ayame torció el gesto en un mohín y, en un gesto brusco, tomó más masa de calabaza y vainilla.
—¡Pues ya verás! ¡¡Haré más bollitos que tú y todos ellos serán PERFECTÍSIMAMENTE PERFECTOS!! —exclamó, decidida, al tiempo que se ponía manos a la masa. ¿Existía acaso la palabra "perfectísimamente"? Ni siquiera le importaba.
Aunque se odiara por ello, a veces Ayame era muy competitiva.
Y aún les esperaba un largo trabajo por delante para demostrárselo.