23/10/2017, 14:57
(Última modificación: 23/10/2017, 15:00 por Amedama Daruu.)
Daruu puso el pastel de fresa con cuidado en un platillo y ensartó una cuchara encima, perfectamente en diagonal, justo por debajo de un trozo de fruta. La presentación era muy importante, decía siempre su madre, y Mogura era un compañero con el que había vivido unas cuantas aventuras. Su opinión le importaba.
—Es un cliente asiduo de la pastelería y un gran amigo —contestó Daruu.
—¿Dónde guarda Kiroe-san las tazas y el té verde, Daruu-kun?
Daruu le tendió el pastel de fresa a Ayame.
—Toma, mejor sírvele el pastel y ya preparo yo el té —rio—. Porque supongo que no sabes preparar té verde, ¿verdad?
Dicho esto, Daruu se puso manos a la obra, y en un pequeño lapso de tiempo había preparado una taza de té verde para Mogura. Él mismo la llevó a su mesa.
—¿Qué tal andas, Mogura-kun?
—Es un cliente asiduo de la pastelería y un gran amigo —contestó Daruu.
—¿Dónde guarda Kiroe-san las tazas y el té verde, Daruu-kun?
Daruu le tendió el pastel de fresa a Ayame.
—Toma, mejor sírvele el pastel y ya preparo yo el té —rio—. Porque supongo que no sabes preparar té verde, ¿verdad?
Dicho esto, Daruu se puso manos a la obra, y en un pequeño lapso de tiempo había preparado una taza de té verde para Mogura. Él mismo la llevó a su mesa.
—¿Qué tal andas, Mogura-kun?