29/10/2017, 16:47
« Ojala Katsue estuviese aqui » — pensó, mientras una sonrisa estúpida se dibujaba en su rostro.
Era la primera vez que estaba en Yachi, y no podía haber elegido un mejor momento. Lo que en cualquier lugar habría sido una noche oscura y fría, se había convertido en algo maravilloso. Las luces inundaban la zona, lleno de puestos variados, donde ofrecían desde típicos dulces de la zona hasta muchos productos. Personas yendo y viniendo, niños correteando y gritando de puro júbilo, el ajetreo del comercio...
No podía evitar poner esa sonrisa de bobalicón. Le recordaba a su infancia. Era algo mágico.
— ¿Qué opinas, Gen? ¿A qué es precioso? — dijo Juro, dirigiéndose al pergamino atado a su cintura. Aún no se acostumbraba a que aquel muñeco no estuviese colgando de él.
Juro había llegado hasta ahí por casualidad. Era un viajero errante, sin camino... que se había perdido volviendo a casa. Su hermana se encontraba ocupada, en una misión, y Furui estaba en la tienda cubriendo su ausencia. No es que le hiciese mucha gracia que su hermana saliese a jugarse el pellejo, pero no había mucho que hacer al respecto. Ella era así. Incluso Juro insistió en acompañarla, cosa que por supuesto, no le permitió. En lugar de eso, acordaron un punto de encuentro: El Valle del Fin, en unas semanas.
En su camino al Valle del Fin, se desvió y se encontró en aquel pueblecito, situado en un cañón hundido.
« Quiero ver esto bien. Me lo merezco. Quiero disfrutar del mundo que no pude ver antes por mi mismo »
Mañana partiría a encontrarse con su hermana. No había prisa.
Juro se dirigió a un puesto en particular. En él, vendían toda clase de máscaras de calabaza. Tenían de distintos colores, formas, caras... Juro se fijó en una en particular. Era pequeña, casi para el rostro de un niño, y tenía un rostro enfadado. Lleno de ira. Juro se imaginó algo con ella.
« Ese tamaño es muy pequeño para mi... ¡Oye! ¡Le sentaría genial a Gen! »
Se imaginó a su marioneta con una máscara de calabaza furiosa. Después, soltó una carcajada.
—¡Señor, quiero esa! — A su lado, una chica más exclamó por su propia máscara. Juro esperó pacientemente a que le diesen la suya.
Era la primera vez que estaba en Yachi, y no podía haber elegido un mejor momento. Lo que en cualquier lugar habría sido una noche oscura y fría, se había convertido en algo maravilloso. Las luces inundaban la zona, lleno de puestos variados, donde ofrecían desde típicos dulces de la zona hasta muchos productos. Personas yendo y viniendo, niños correteando y gritando de puro júbilo, el ajetreo del comercio...
No podía evitar poner esa sonrisa de bobalicón. Le recordaba a su infancia. Era algo mágico.
— ¿Qué opinas, Gen? ¿A qué es precioso? — dijo Juro, dirigiéndose al pergamino atado a su cintura. Aún no se acostumbraba a que aquel muñeco no estuviese colgando de él.
Juro había llegado hasta ahí por casualidad. Era un viajero errante, sin camino... que se había perdido volviendo a casa. Su hermana se encontraba ocupada, en una misión, y Furui estaba en la tienda cubriendo su ausencia. No es que le hiciese mucha gracia que su hermana saliese a jugarse el pellejo, pero no había mucho que hacer al respecto. Ella era así. Incluso Juro insistió en acompañarla, cosa que por supuesto, no le permitió. En lugar de eso, acordaron un punto de encuentro: El Valle del Fin, en unas semanas.
En su camino al Valle del Fin, se desvió y se encontró en aquel pueblecito, situado en un cañón hundido.
« Quiero ver esto bien. Me lo merezco. Quiero disfrutar del mundo que no pude ver antes por mi mismo »
Mañana partiría a encontrarse con su hermana. No había prisa.
Juro se dirigió a un puesto en particular. En él, vendían toda clase de máscaras de calabaza. Tenían de distintos colores, formas, caras... Juro se fijó en una en particular. Era pequeña, casi para el rostro de un niño, y tenía un rostro enfadado. Lleno de ira. Juro se imaginó algo con ella.
« Ese tamaño es muy pequeño para mi... ¡Oye! ¡Le sentaría genial a Gen! »
Se imaginó a su marioneta con una máscara de calabaza furiosa. Después, soltó una carcajada.
—¡Señor, quiero esa! — A su lado, una chica más exclamó por su propia máscara. Juro esperó pacientemente a que le diesen la suya.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60