30/10/2017, 00:40
(Última modificación: 31/10/2017, 00:56 por Sasaki Reiji.)
—¿En qué pizzería van a dejar entrar cuervos? —protestó el loco que peleaba con los pajaros. —: Bueno, vale, seguro que tú conoces alguna, visto lo visto.
—Pues sí, aunque comeremos en la terraza cubierta que tiene, para que nadie se queje de que se le mejen sus “Preciosas Plumas”…
—¡Oye! Que sigo delante.
Aunque la cuervo replico un poco, preferí ignorarla de nuevo. A veces era un poco demasiado cargante. Había momentos en los que era realmente insoportable. Sin embargo, era como una hermana para mí, como parte de mi familia. Ella era una de las que me había enseñado a hablar con los cuervos y en fin… en el fondo la apreciaba bastante, porque en los momentos en los que la necesitabas, ella estaba ahí.
—Amedama Daruu. —Daruu se acercó a Reiji y extendió la mano para dársela—. ¿Pero por qué tengo que ayudar a este tío a encontrar al que le ha robado las cosas? Si ya ha quedado aclarado que no soy yo, joder —susurró, para que el cuervo no oyera. Detrás, subido todavía a la papelera, el cuervo observaba con los ojos entrecerrados, receloso.
—Karasukage Reiji, encantando —Le devolví el saludo dándole la mano.— Porque él no está para nada convencido de que no hayas sido tú el culpable, tendrás que demostrarle tu inocencia llevándolo hasta el culpable, y creeme, los cuervos tienen buena vista, si dice que has sido tu… hay alguien en esta ciudad que está robando haciéndose pasar por ti, quizás y solo quizás te interese quitarte ese problema de encima
Se lo dije en voz alta, en humano, total, el cuervo no iba a entenderlo, como tampoco había entendido lo que había dicho Daruu, luego le tendí el hombro vacío al cuervo de la papelera, por si quería acompañarnos debajo del paraguas y no mojarse mas.
Nos sentamos en la terraza cubierta de una pizzeríacuyo nombre en la carta era “ryūō pizza” y que hacia clara referencia a una pieza del Shogi. No tardó mucho en atendernos un hombre joven, de unos 25 años. Era alto, rubio, de ojos azules, con el pelo cortito y barba de un par de días.
—¿Qué desean tomar?
—Mi cuervo y yo queremos una pizza Barbacoa, sin salsa barbacoa y con doble de maíz, y para beber un cuenco con agua y un refresco de naranaja
—¿Y ustedes?
Dijo el hombre mirando a Daruu y al otro cuervo.
—Pues sí, aunque comeremos en la terraza cubierta que tiene, para que nadie se queje de que se le mejen sus “Preciosas Plumas”…
—¡Oye! Que sigo delante.
Aunque la cuervo replico un poco, preferí ignorarla de nuevo. A veces era un poco demasiado cargante. Había momentos en los que era realmente insoportable. Sin embargo, era como una hermana para mí, como parte de mi familia. Ella era una de las que me había enseñado a hablar con los cuervos y en fin… en el fondo la apreciaba bastante, porque en los momentos en los que la necesitabas, ella estaba ahí.
—Amedama Daruu. —Daruu se acercó a Reiji y extendió la mano para dársela—. ¿Pero por qué tengo que ayudar a este tío a encontrar al que le ha robado las cosas? Si ya ha quedado aclarado que no soy yo, joder —susurró, para que el cuervo no oyera. Detrás, subido todavía a la papelera, el cuervo observaba con los ojos entrecerrados, receloso.
—Karasukage Reiji, encantando —Le devolví el saludo dándole la mano.— Porque él no está para nada convencido de que no hayas sido tú el culpable, tendrás que demostrarle tu inocencia llevándolo hasta el culpable, y creeme, los cuervos tienen buena vista, si dice que has sido tu… hay alguien en esta ciudad que está robando haciéndose pasar por ti, quizás y solo quizás te interese quitarte ese problema de encima
Se lo dije en voz alta, en humano, total, el cuervo no iba a entenderlo, como tampoco había entendido lo que había dicho Daruu, luego le tendí el hombro vacío al cuervo de la papelera, por si quería acompañarnos debajo del paraguas y no mojarse mas.
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Nos sentamos en la terraza cubierta de una pizzeríacuyo nombre en la carta era “ryūō pizza” y que hacia clara referencia a una pieza del Shogi. No tardó mucho en atendernos un hombre joven, de unos 25 años. Era alto, rubio, de ojos azules, con el pelo cortito y barba de un par de días.
—¿Qué desean tomar?
—Mi cuervo y yo queremos una pizza Barbacoa, sin salsa barbacoa y con doble de maíz, y para beber un cuenco con agua y un refresco de naranaja
—¿Y ustedes?
Dijo el hombre mirando a Daruu y al otro cuervo.