9/11/2017, 14:26
Rozó con la punta de los dedos la prisión de agua que envolvía a su madre, liberándola con éxito por los pelos, pero cuando apenas había apoyado un pie de nuevo sobre el agua de abajo, sintió un cañonazo en el costado que le cortó la respiración y le hizo despegar hacia la pared del fondo. Su otro costado chocó contra la dura roca, y Daruu cayó al suelo magullado y resollando con dificultad. Al menos había liberado a su madre, que era mucho más capaz que él de luchar y... había ganado tiempo para que...
...pero su madre estaba inmovilizada. A Daruu se le cayó el alma a los pies.
Kōri y Zetsuo emergieron del túnel acuático y formaron frente a él. Kōri preguntó si Daruu podía levantarse.
—Un... momento... —Daruu apoyó los brazos contra el suelo, y, con dificultad, se impulsó para levantarse. Entonces se dio cuenta de...
Casi al mismo tiempo de que Zetsuo bramara, a él le invadió también un sentimiento de ira terrible. Pero no podía hacer nada, porque si hacía algo, su madre... su madre...
—Hablas mucho para tener una lengua tan deforme, idiota engreído. ¡Jijí! —Kiroe movió con fuerza un brazo para apoyarlo en el cuerpo del Hōzuki, en cualquier parte de su cuerpo, o al menos dirigir la mano hacia él. Entonces, hizo un sello con la otra mano, sencillo, rápido, y el brazo se elongó como si fuera de goma, hecho de caramelo verde. Chocaría contra el enemigo y lo agarraría, apartándolo de ella con fuerza y estallando varios metros después.
Kiroe rodó y se colocó frente a los demás. Miró a su hijo.
—Preocúpate por ti. Tu madre sabe cuidarse por sí misma.
Daruu asintió, con el cejo fruncido, y avanzó un paso, echando mano a su portaobjetos, de donde lanzó tres senbon...
...a Ayame.
—¡Las únicas ratas aquí sois vosotros!
...pero su madre estaba inmovilizada. A Daruu se le cayó el alma a los pies.
Kōri y Zetsuo emergieron del túnel acuático y formaron frente a él. Kōri preguntó si Daruu podía levantarse.
—Un... momento... —Daruu apoyó los brazos contra el suelo, y, con dificultad, se impulsó para levantarse. Entonces se dio cuenta de...
Casi al mismo tiempo de que Zetsuo bramara, a él le invadió también un sentimiento de ira terrible. Pero no podía hacer nada, porque si hacía algo, su madre... su madre...
—Hablas mucho para tener una lengua tan deforme, idiota engreído. ¡Jijí! —Kiroe movió con fuerza un brazo para apoyarlo en el cuerpo del Hōzuki, en cualquier parte de su cuerpo, o al menos dirigir la mano hacia él. Entonces, hizo un sello con la otra mano, sencillo, rápido, y el brazo se elongó como si fuera de goma, hecho de caramelo verde. Chocaría contra el enemigo y lo agarraría, apartándolo de ella con fuerza y estallando varios metros después.
Kiroe rodó y se colocó frente a los demás. Miró a su hijo.
—Preocúpate por ti. Tu madre sabe cuidarse por sí misma.
Daruu asintió, con el cejo fruncido, y avanzó un paso, echando mano a su portaobjetos, de donde lanzó tres senbon...
...a Ayame.
—¡Las únicas ratas aquí sois vosotros!