11/11/2017, 11:19
La voz de Ayame empezó a entrar por sus oídos un cántico que le recordó a la voz de su madre, tranquila y melodiosa. No tenía un tono muy agudo, ni tampoco muy grave, un tono medio agradable que no hacía que pusieses una cara rara antes de acostumbrarte. Dos segundos después, ella empezó a tocar la melodía con su flauta.
Al principio la kunoichi de la Lluvia parecía temblar y eso lo transmitía por medio del canto, pero poco a poco se fue relajando y puso más empeño en la letra de la canción, olvidando todo lo demás. Eri simplemente tocaba moviendo sus dedos hábilmente, con los ojos cerrados pues si los abría normalmente solía confundirse.
La canción terminó unos minutos después y después de tocar unas dos notas más largas para dar por finalizada la canción, abrió los ojos y alejó la flauta de sus labios, tomando el aire que necesitaba para volver en sí.
—¡Vaya! Ha sido alucinante —exclamó ella mientras se acercaba a su compañera —. Tu voz es realmente melodiosa, ¿lo sabías? Y no te estoy mintiendo, de verdad, creo que esta canción te pega bastante.
Explicó con una sonrisa mientras asentía varias veces, dando veracidad a sus palabras.
Al principio la kunoichi de la Lluvia parecía temblar y eso lo transmitía por medio del canto, pero poco a poco se fue relajando y puso más empeño en la letra de la canción, olvidando todo lo demás. Eri simplemente tocaba moviendo sus dedos hábilmente, con los ojos cerrados pues si los abría normalmente solía confundirse.
La canción terminó unos minutos después y después de tocar unas dos notas más largas para dar por finalizada la canción, abrió los ojos y alejó la flauta de sus labios, tomando el aire que necesitaba para volver en sí.
—¡Vaya! Ha sido alucinante —exclamó ella mientras se acercaba a su compañera —. Tu voz es realmente melodiosa, ¿lo sabías? Y no te estoy mintiendo, de verdad, creo que esta canción te pega bastante.
Explicó con una sonrisa mientras asentía varias veces, dando veracidad a sus palabras.