14/11/2017, 01:39
Jin comentó exactamente lo mismo. Ni tenía luz ni sabía como realizarla. Lo único que podían hacer era cargar con ella, al menos, hasta un lugar seguro. Por muy malo que fuese tenerla gimoteando en la oscuridad, era mejor a abandonarla a su suerte y a que fuese destripada.
Puede que estuviesen ahí perdidos, desprovistos de todo lo que les hacía ninjas. Pero Juro aún tenía conciencia.
—Podemos buscar la cocina, seguro que allí encontraremos algo con lo que hacer fuego, tal vez cerillas o una vela. También puede que encontremos algún arma, quizás un cuchillo, para defendernos, porque, chicos, si nosotros hemos podido entrar, imaginaos ellos, que tal vez incluso sean los dueños. Tenemos que movernos rápido, y no creo que sea buena idea separarnos.
Era una idea inteligente. Por primera vez, Juro no se sintió irritado por oír hablar a Jin.
— Estoy de acuerdo. Carguemos con ellas, aunque sea entre todos, pero movámonos ya. En march...
Antes si quiera de que poder hacer nada, una fuente de luz apareció. Una puerta situada en la zona derecha de unas escaleras. La única iluminación en toda aquella oscuridad. Juro sintió escalofríos. Todo era tan siniestro, tan de locos. Pero tenía claro que ningun en su sano juicio se acercaría a una puerta que se acababa de abrir sola.
A no ser, al menos, que no estuviese lo suficientemente desesperado.
— ¡Ayame, no! ¡No es seguro! — Pero fue tarde. La chica se lanzó desesperadamente para paliar aquel miedo que sentía.
Juro corrió tras de ella, pero se detuvo a mitad de camino, asaltado por las dudas y el miedo.
« ¿Qué hago? ¿Qué hago? » — ¿Y si había alguno de esos tipos ahí, esperando a que llegasen? Él no podría servir de utilidad para pelear. Quizá ya era tarde para la muchacha.
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!
Su grito le perforó los oídos. Se sorprendió así mismo corriendo hacia la puerta, al escucharla. Se había olvidado de sus miedos durante unos segundos, con tal de ayudarla.
Quiso sostenerla, pero antes de poder hacerlo, observó la habitación. Sus ojos se quedaron fijos en el contenido. No en la habitación, puesto que era del todo normal, incluso agradable. No. Sus ojos se fijaron en la silueta del hombre muerto que colgaba ahorcado. En la sangre que manchaba la alfombra. Incluso en el papel cercano a él, pero no con la pretensión de cogerlo. Para él formaba parte de aquel horrible cuadro.
Sus piernas temblaron descontroladamente. Él no chilló, pero porque no tuvo las fuerzas. Soltó un gemido de puro asombro. Trató de moverse, pero le era imposible. Su cuerpo también temblaba. Hacía mucho frío.
— Dios mio... — murmuró, sin poder evitarlo. Mirar cara a cara a la muerte, tras todo lo que estaba pasando, era un recuerdo de que esa misma noche, podría ser su última.
Puede que estuviesen ahí perdidos, desprovistos de todo lo que les hacía ninjas. Pero Juro aún tenía conciencia.
—Podemos buscar la cocina, seguro que allí encontraremos algo con lo que hacer fuego, tal vez cerillas o una vela. También puede que encontremos algún arma, quizás un cuchillo, para defendernos, porque, chicos, si nosotros hemos podido entrar, imaginaos ellos, que tal vez incluso sean los dueños. Tenemos que movernos rápido, y no creo que sea buena idea separarnos.
Era una idea inteligente. Por primera vez, Juro no se sintió irritado por oír hablar a Jin.
— Estoy de acuerdo. Carguemos con ellas, aunque sea entre todos, pero movámonos ya. En march...
Antes si quiera de que poder hacer nada, una fuente de luz apareció. Una puerta situada en la zona derecha de unas escaleras. La única iluminación en toda aquella oscuridad. Juro sintió escalofríos. Todo era tan siniestro, tan de locos. Pero tenía claro que ningun en su sano juicio se acercaría a una puerta que se acababa de abrir sola.
A no ser, al menos, que no estuviese lo suficientemente desesperado.
— ¡Ayame, no! ¡No es seguro! — Pero fue tarde. La chica se lanzó desesperadamente para paliar aquel miedo que sentía.
Juro corrió tras de ella, pero se detuvo a mitad de camino, asaltado por las dudas y el miedo.
« ¿Qué hago? ¿Qué hago? » — ¿Y si había alguno de esos tipos ahí, esperando a que llegasen? Él no podría servir de utilidad para pelear. Quizá ya era tarde para la muchacha.
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!
Su grito le perforó los oídos. Se sorprendió así mismo corriendo hacia la puerta, al escucharla. Se había olvidado de sus miedos durante unos segundos, con tal de ayudarla.
Quiso sostenerla, pero antes de poder hacerlo, observó la habitación. Sus ojos se quedaron fijos en el contenido. No en la habitación, puesto que era del todo normal, incluso agradable. No. Sus ojos se fijaron en la silueta del hombre muerto que colgaba ahorcado. En la sangre que manchaba la alfombra. Incluso en el papel cercano a él, pero no con la pretensión de cogerlo. Para él formaba parte de aquel horrible cuadro.
Sus piernas temblaron descontroladamente. Él no chilló, pero porque no tuvo las fuerzas. Soltó un gemido de puro asombro. Trató de moverse, pero le era imposible. Su cuerpo también temblaba. Hacía mucho frío.
— Dios mio... — murmuró, sin poder evitarlo. Mirar cara a cara a la muerte, tras todo lo que estaba pasando, era un recuerdo de que esa misma noche, podría ser su última.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60