14/11/2017, 12:26
Para su sorpresa, no encontró nada de eso en el semblante de Eri. Más bien lo contrario.
—¡Vaya! Ha sido alucinante —exclamó, acercándose a ella—. Tu voz es realmente melodiosa, ¿lo sabías? Y no te estoy mintiendo, de verdad, creo que esta canción te pega bastante —aseguró, asintiendo varias veces en aquel gesto que Ayame ya había asociado con ella y una sonrisa afable.
Ayame se sonrojó hasta las orejas. Abrió y cerró la boca varias veces, como un pez fuera del agua que es incapaz de respirar, y después apartó la mirada hacia un lado con una temblorosa sonrisa.
—Ah... ¿Tú... tú crees...? —balbuceó, llevándose una mano a la nuca, y tras varios segundos de indecisión, sonrió de verdad y decidió aceptar el cumplido de la pelirroja—. Vaya, ¡muchas gracias! —Intercambió el peso del cuerpo de una pierna a otra, antes de hacer una última pregunta—: ¿Crees que deberíamos practicar más veces o vamos directamente al estadio?
—¡Vaya! Ha sido alucinante —exclamó, acercándose a ella—. Tu voz es realmente melodiosa, ¿lo sabías? Y no te estoy mintiendo, de verdad, creo que esta canción te pega bastante —aseguró, asintiendo varias veces en aquel gesto que Ayame ya había asociado con ella y una sonrisa afable.
Ayame se sonrojó hasta las orejas. Abrió y cerró la boca varias veces, como un pez fuera del agua que es incapaz de respirar, y después apartó la mirada hacia un lado con una temblorosa sonrisa.
—Ah... ¿Tú... tú crees...? —balbuceó, llevándose una mano a la nuca, y tras varios segundos de indecisión, sonrió de verdad y decidió aceptar el cumplido de la pelirroja—. Vaya, ¡muchas gracias! —Intercambió el peso del cuerpo de una pierna a otra, antes de hacer una última pregunta—: ¿Crees que deberíamos practicar más veces o vamos directamente al estadio?