28/11/2017, 16:48
Primero, le interrumpe uno de los momentos más mágicos de su vida, casi destrozándoselo. Luego, le roba su pareja musical. No contenta con ello, se mofa de él llamándole Patsue-san, como si fuese un chucho. Si Ayame quería que no se olvidase de su promesa de venganza, definitivamente lo estaba logrando.
¡Y que no le viniese con que se había confundido, que Eri acababa de llamarle por su nombre correctamente! Una Eri que, por otra parte, le venía con injurias y calumnias. Que si no eran pareja, que si era un embustero, que si había sido él quien había dicho que prefería trabajar solo… Quizá lo último fuese cierto. Y sí, quizá también lo primero. Puede que incluso lo tercero, ahora que se paraba a pensar...
«Maldita chica. Siempre soltando verdades como puños…»
Como no tenía mucho argumento con el que rebatir, optó por hacerse el ofendido, abriendo mucho los ojos para después, con expresión mitad decepcionada mitad dolida, negar con la cabeza. Ayame, no contenta todavía, quiso ahondar más en la herida, argumentando que ella no era lesbiana y preguntándole que si no estaba casado con Mariko.
Lo dijo con tal inocencia que casi se traga que no le estuviese vacilando. Casi.
—Me refería a pareja musical… —se esforzó en responder. Lo último que quería ahora era a Eri preguntándole por esa supuesta boda. A ella no podía mentirle. O, más bien, no le gustaba hacerlo. No con cosas medianamente serias, al menos—. Pero ya veo que todo era una mentira. Un genjutsu que me hice a mí mismo. Muy bien —agregó, asintiendo con vehemencia para sí—, nos vemos en el escenario —lo dijo de tal modo que, más que al escenario musical, parecía que se estaba refiriendo al campo de batalla.
»Buena suerte —masculló, tendiéndole primero la mano a Eri, y luego a Ayame. De estrechar esta su mano con él, pensaba dejarle un pequeño regalito en la palma de ella. «No lo comprobé, pero apuesto a que el sello de rastreo que le puse ya perdió su fuerza… Mejor asegurarse», pensó, mientras concentraba chakra en su diestra.
¡Y que no le viniese con que se había confundido, que Eri acababa de llamarle por su nombre correctamente! Una Eri que, por otra parte, le venía con injurias y calumnias. Que si no eran pareja, que si era un embustero, que si había sido él quien había dicho que prefería trabajar solo… Quizá lo último fuese cierto. Y sí, quizá también lo primero. Puede que incluso lo tercero, ahora que se paraba a pensar...
«Maldita chica. Siempre soltando verdades como puños…»
Como no tenía mucho argumento con el que rebatir, optó por hacerse el ofendido, abriendo mucho los ojos para después, con expresión mitad decepcionada mitad dolida, negar con la cabeza. Ayame, no contenta todavía, quiso ahondar más en la herida, argumentando que ella no era lesbiana y preguntándole que si no estaba casado con Mariko.
Lo dijo con tal inocencia que casi se traga que no le estuviese vacilando. Casi.
—Me refería a pareja musical… —se esforzó en responder. Lo último que quería ahora era a Eri preguntándole por esa supuesta boda. A ella no podía mentirle. O, más bien, no le gustaba hacerlo. No con cosas medianamente serias, al menos—. Pero ya veo que todo era una mentira. Un genjutsu que me hice a mí mismo. Muy bien —agregó, asintiendo con vehemencia para sí—, nos vemos en el escenario —lo dijo de tal modo que, más que al escenario musical, parecía que se estaba refiriendo al campo de batalla.
»Buena suerte —masculló, tendiéndole primero la mano a Eri, y luego a Ayame. De estrechar esta su mano con él, pensaba dejarle un pequeño regalito en la palma de ella. «No lo comprobé, pero apuesto a que el sello de rastreo que le puse ya perdió su fuerza… Mejor asegurarse», pensó, mientras concentraba chakra en su diestra.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado