2/12/2017, 17:55
Joder, cada vez estaba más cagado y cada vez tuve más claro que aquello fue un craso error. A medida que se iba acercando yo me iba haciendo más pequeño y de algún modo u otro Tokaro y yo pudimos compartir el terror que hizo florecer en nuestros cuerpos aquella mujer de dientes afilados. Quizás había puesto en peligro la misión... Tokaro no debía morir, ni Yiruchi ni... nadie. No sabría como explicarme ante mis superiores...
—Y tú, ¿quién cojones eres? ¿qué mierdas pintas en todo ésto?
— Sasag...
—Madre, ¡por favor!
Aquella perra en celo sacudió toda su ira contenida en la mejilla de la pobre Yiruchi que desde un principio solo quería ayudar. empezaba a entender la negativa inicial de la chica. El problema era aquella mujer, presa del demonio, decidida a saciar su sed de sangre y venganza.
—Deténgase, Inuzuka Yachara. Si necesita descargar su furia, hágalo conmigo, un cuerpo viejo y malogrado. No con la flor retoña de su hija, que aún tiene tanto por vivir. ¿Quiere matarme? hágalo, y veamos si después de todo, puedes vivir tranquila. Porque, a fin de cuentas, el rencor nunca desaparece.
—Tú lo has pedido.
¿Qué? ¿Tokaro había perdido los estribos por completo? ¡No! De ninguna forma iba a permitir aquella estupidez pero... La inuzuka se movió velozmente colocándose al lado de Tokaro-san y sus afiladas garras tenían el punto de mira en el cuello del anciano. Sentí miedo de cagarla y que no hubiese marcha atrás pero antes de cometerse aquella fatalidad, tuve que hacer algo. Me armé de valor.
— Yachara-san, ¿Está segura de querer hacer esto? ¿Matará a un compatriota y compañero de Kusagakure? No la conozco, es cierto, pero me aventuraría a decir que no será capaz de sobrellevar la carga que supone matar a Tokaro, aquí y ahora, ¿No cree? — En ningún momento me giré para mirarla a los ojos, todo lo contrario, seguía con la mirada fija en el suelo — Lo que si sé es que Tokaro-san no debe morir. Esto es culpa mía. Yo descubrí la relación de MouKou y Kiriya y quise arreglar las cosas de sus familias, por el bien de los perros, ¡Es una estupidez mantener esto en secreto!
Tomé aire con nerviosismo y los ojos cerrados.
— Por fa..vor.... supliqué
—Y tú, ¿quién cojones eres? ¿qué mierdas pintas en todo ésto?
— Sasag...
—Madre, ¡por favor!
Aquella perra en celo sacudió toda su ira contenida en la mejilla de la pobre Yiruchi que desde un principio solo quería ayudar. empezaba a entender la negativa inicial de la chica. El problema era aquella mujer, presa del demonio, decidida a saciar su sed de sangre y venganza.
—Deténgase, Inuzuka Yachara. Si necesita descargar su furia, hágalo conmigo, un cuerpo viejo y malogrado. No con la flor retoña de su hija, que aún tiene tanto por vivir. ¿Quiere matarme? hágalo, y veamos si después de todo, puedes vivir tranquila. Porque, a fin de cuentas, el rencor nunca desaparece.
—Tú lo has pedido.
¿Qué? ¿Tokaro había perdido los estribos por completo? ¡No! De ninguna forma iba a permitir aquella estupidez pero... La inuzuka se movió velozmente colocándose al lado de Tokaro-san y sus afiladas garras tenían el punto de mira en el cuello del anciano. Sentí miedo de cagarla y que no hubiese marcha atrás pero antes de cometerse aquella fatalidad, tuve que hacer algo. Me armé de valor.
— Yachara-san, ¿Está segura de querer hacer esto? ¿Matará a un compatriota y compañero de Kusagakure? No la conozco, es cierto, pero me aventuraría a decir que no será capaz de sobrellevar la carga que supone matar a Tokaro, aquí y ahora, ¿No cree? — En ningún momento me giré para mirarla a los ojos, todo lo contrario, seguía con la mirada fija en el suelo — Lo que si sé es que Tokaro-san no debe morir. Esto es culpa mía. Yo descubrí la relación de MouKou y Kiriya y quise arreglar las cosas de sus familias, por el bien de los perros, ¡Es una estupidez mantener esto en secreto!
Tomé aire con nerviosismo y los ojos cerrados.
— Por fa..vor.... supliqué
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa