2/12/2017, 19:52
Todo pasó muy rápido.
Yachara no se habría detenido, a pesar de que Yota intentó hablar a mitad de su embestida; pero de no ser por MouKou y Kiriya —quienes habrían hecho uso de sus habilidades combinadas, y detener ambos a la furia roja que hacía actuar a Yachara—. Tokaro probablemente hubiese recibido un zarpazo certero.
No obstante, ambos ninken se interpusieron y lograron detener el ataque de la kunoichi. El encontronazo los hizo salir disparados hacia atrás, y Yachara gruñó. MouKou y Kiriya también lo hicieron.
Justo ahí, fue que la mujer se detuvo a escuchar a Yota.
— Yachara-san, ¿Está segura de querer hacer esto? ¿Matará a un compatriota y compañero de Kusagakure? No la conozco, es cierto, pero me aventuraría a decir que no será capaz de sobrellevar la carga que supone matar a Tokaro, aquí y ahora, ¿No cree?. Lo que si sé es que Tokaro-san no debe morir. Esto es culpa mía. Yo descubrí la relación de MouKou y Kiriya y quise arreglar las cosas de sus familias, por el bien de los perros, ¡Es una estupidez mantener esto en secreto!
Fuera el discurso de Yota, o bien el que su propia perra se hubiese puesto en su contra, la dejaron estupefacta. Yachara respiraba agitada, víctima de un simple rencor del pasado, pero lo cierto es que el contexto de la situación le había obligado a meditar, en ese instante, todo lo que estaba sucediendo.
— Por fa..vor....
Aquella última palabra tendría peso en la kunoichi, quien ahora veía a Kiriya. Kiriya comenzó a gruñir sonidos ininteligibles para Yota, pero que para su dueña significaba mucho. Quizás, estaba explicándole todo desde su versión, intentando convencerla de que tendría que olvidarse de lo que fuera que hubiese ocurrido entre Tokaro y su padre, para darle paso a una realidad mucho más bonita y familiar. Pues, la abuela ahora era ella, con dos cachorros que cuidar. ¿No era esa una alegría mucho mayor?
—Lo de tu padre y yo fue sólo una rivalidad por el amor de una mujer, Yachara. Sé que te hizo pasar malos momentos durante tu juventud, y por eso me disculpo. ¡Pero ha pasado tanto! ¿por qué no le damos la bienvenida a los cachorros y hacemos las paces?
—Urh, maldita sea Tokaro. ¡Maldita sea! no va a ser sencillo, pero...
Miró a Yota, volteándole los ojos.
—Haré el jodido intento, por Kiriya. Es primera vez que se atreve a enfrentarme, y eso sólo lo hace una madre que defiende a sus cachorros. Sólo por eso, voy a dejarlo pasar.
Yachara no se habría detenido, a pesar de que Yota intentó hablar a mitad de su embestida; pero de no ser por MouKou y Kiriya —quienes habrían hecho uso de sus habilidades combinadas, y detener ambos a la furia roja que hacía actuar a Yachara—. Tokaro probablemente hubiese recibido un zarpazo certero.
No obstante, ambos ninken se interpusieron y lograron detener el ataque de la kunoichi. El encontronazo los hizo salir disparados hacia atrás, y Yachara gruñó. MouKou y Kiriya también lo hicieron.
Justo ahí, fue que la mujer se detuvo a escuchar a Yota.
— Yachara-san, ¿Está segura de querer hacer esto? ¿Matará a un compatriota y compañero de Kusagakure? No la conozco, es cierto, pero me aventuraría a decir que no será capaz de sobrellevar la carga que supone matar a Tokaro, aquí y ahora, ¿No cree?. Lo que si sé es que Tokaro-san no debe morir. Esto es culpa mía. Yo descubrí la relación de MouKou y Kiriya y quise arreglar las cosas de sus familias, por el bien de los perros, ¡Es una estupidez mantener esto en secreto!
Fuera el discurso de Yota, o bien el que su propia perra se hubiese puesto en su contra, la dejaron estupefacta. Yachara respiraba agitada, víctima de un simple rencor del pasado, pero lo cierto es que el contexto de la situación le había obligado a meditar, en ese instante, todo lo que estaba sucediendo.
— Por fa..vor....
Aquella última palabra tendría peso en la kunoichi, quien ahora veía a Kiriya. Kiriya comenzó a gruñir sonidos ininteligibles para Yota, pero que para su dueña significaba mucho. Quizás, estaba explicándole todo desde su versión, intentando convencerla de que tendría que olvidarse de lo que fuera que hubiese ocurrido entre Tokaro y su padre, para darle paso a una realidad mucho más bonita y familiar. Pues, la abuela ahora era ella, con dos cachorros que cuidar. ¿No era esa una alegría mucho mayor?
—Lo de tu padre y yo fue sólo una rivalidad por el amor de una mujer, Yachara. Sé que te hizo pasar malos momentos durante tu juventud, y por eso me disculpo. ¡Pero ha pasado tanto! ¿por qué no le damos la bienvenida a los cachorros y hacemos las paces?
—Urh, maldita sea Tokaro. ¡Maldita sea! no va a ser sencillo, pero...
Miró a Yota, volteándole los ojos.
—Haré el jodido intento, por Kiriya. Es primera vez que se atreve a enfrentarme, y eso sólo lo hace una madre que defiende a sus cachorros. Sólo por eso, voy a dejarlo pasar.