6/12/2017, 23:55
Riko, Ayame y Jin estuvieron de acuerdo en ponerse a buscar. Entraron juntos y se repartieron la zona. Ayame se dirigió a la zona de las neveras, mientras se preguntaba, casi cómicamente, porque necesitarían tantas. Riko y Jin continuaron buscando en los cajones de otra dirección.
Jin sugirió el encontrar alguna lata en conserva por si debían quedarse mucho ahí. Juro tuvo que darle la razón.
— Puede ser. Cualquier cosa valdrá.
Sin embargo, al abrir el cajón, no encontró precisamente eso. Había una pieza de un puzle mecánico, que parecía ser una de las muchas que habría.
Las palabras de aquella misteriosa voz vinieron a él rápidamente, como un resorte.
« Cuatro partes... la llave... »
¿Sería una casualidad? ¿Qué hacía una pieza de un puzle en la cocina? Era como si alguien lo hubiese escondido a propósito.
— Chicos, he encontrado.... — Sus palabras, sin embargo, fueron muriendo cuando se levantaba.
Al fijar la vista en Riko, con su premio en mano, sintió algo. Una vorágine de sentimientos negativos le inundaron. Odio, ira. Se sintió, de repente, ultrajado. Engañado. Por alguna razón, sintió que aquel chico le había engañado, le había mentido y había destrozado. Le había traicionado.
Apretó los puños con fuerza. Su rostro, oculto por la máscara, se desencajó por la ira.
Una vocecilla en su interior le decía que no tenía sentido. Que ese chico no le había hecho nada. Pero fue callada por sus sentimientos. Por el odio que le estaba inundando.
— Tú... Tú... Tú... — Su voz temblaba, de pura ira. No podía contenerse.
Se acercó a Riko, en una posición que denotaba a la legua sus intenciones violentas, y si este no hacía nada, le empujaría contra la encimera con todas sus fuerzas. Tras eso, alzaría el puño derecho, más que dispuesto a encajarle un golpe en el rostro.
Jin sugirió el encontrar alguna lata en conserva por si debían quedarse mucho ahí. Juro tuvo que darle la razón.
— Puede ser. Cualquier cosa valdrá.
Sin embargo, al abrir el cajón, no encontró precisamente eso. Había una pieza de un puzle mecánico, que parecía ser una de las muchas que habría.
Las palabras de aquella misteriosa voz vinieron a él rápidamente, como un resorte.
« Cuatro partes... la llave... »
¿Sería una casualidad? ¿Qué hacía una pieza de un puzle en la cocina? Era como si alguien lo hubiese escondido a propósito.
— Chicos, he encontrado.... — Sus palabras, sin embargo, fueron muriendo cuando se levantaba.
Al fijar la vista en Riko, con su premio en mano, sintió algo. Una vorágine de sentimientos negativos le inundaron. Odio, ira. Se sintió, de repente, ultrajado. Engañado. Por alguna razón, sintió que aquel chico le había engañado, le había mentido y había destrozado. Le había traicionado.
Apretó los puños con fuerza. Su rostro, oculto por la máscara, se desencajó por la ira.
Una vocecilla en su interior le decía que no tenía sentido. Que ese chico no le había hecho nada. Pero fue callada por sus sentimientos. Por el odio que le estaba inundando.
— Tú... Tú... Tú... — Su voz temblaba, de pura ira. No podía contenerse.
Se acercó a Riko, en una posición que denotaba a la legua sus intenciones violentas, y si este no hacía nada, le empujaría contra la encimera con todas sus fuerzas. Tras eso, alzaría el puño derecho, más que dispuesto a encajarle un golpe en el rostro.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60