11/12/2017, 01:30
«¿El gato de quién? »se preguntó la pelirroja en lo que muy lentamente volteaba la cabeza en un intento por averiguar quién le había gritado, o mejor dicho, si es que le estaban gritando a ella.
Tristemente, al girarse vio a una chica corriendo directo hacia ella y el gato no sería el único en asustarse. Solo que Ritsuko dio un brinco y solo se alejó un par de pasos. No era buena relacionándose con las personas y ahora se veía obligada a hacerlo, es decir, la joven hasta se había presentado y sería una falta de respeto pasar de ella.
—Eh… encantada —respondió tímidamente.
Respecto al pedido, en realidad no tenía por qué aceptar, no conocía de nada a esa chica y tampoco a esa persona a la que llama sensei, pero… realmente no tenía nada que hacer y de paso, pasar un rato con alguien tal vez podría ayudarla a solventar su problema.
— Ryōtarō Ritsuko —se presentó finalmente dedicándole una reverencia a la contraria—. Vamos, antes de que lo perdamos.
No era que estuviese superando su problema para relacionarse, más bien estaba evitando el contacto visual tanto como le fuese posible, además que el pobre animal parecía muy pequeño como para estarse paseando solo por ahí. Por eso y poco más, Ritsuko se estaba aguantando las ganas de excusarse para poder irse a casa. Además, estas cosas tendrían que ayudarla aunque sea un poco.
Eso sí, si Rika se espera que la pelirroja cambie su depresiva expresión o comience alguna charla, pues está muy equivocada.
Tristemente, al girarse vio a una chica corriendo directo hacia ella y el gato no sería el único en asustarse. Solo que Ritsuko dio un brinco y solo se alejó un par de pasos. No era buena relacionándose con las personas y ahora se veía obligada a hacerlo, es decir, la joven hasta se había presentado y sería una falta de respeto pasar de ella.
—Eh… encantada —respondió tímidamente.
Respecto al pedido, en realidad no tenía por qué aceptar, no conocía de nada a esa chica y tampoco a esa persona a la que llama sensei, pero… realmente no tenía nada que hacer y de paso, pasar un rato con alguien tal vez podría ayudarla a solventar su problema.
— Ryōtarō Ritsuko —se presentó finalmente dedicándole una reverencia a la contraria—. Vamos, antes de que lo perdamos.
No era que estuviese superando su problema para relacionarse, más bien estaba evitando el contacto visual tanto como le fuese posible, además que el pobre animal parecía muy pequeño como para estarse paseando solo por ahí. Por eso y poco más, Ritsuko se estaba aguantando las ganas de excusarse para poder irse a casa. Además, estas cosas tendrían que ayudarla aunque sea un poco.
Eso sí, si Rika se espera que la pelirroja cambie su depresiva expresión o comience alguna charla, pues está muy equivocada.