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Pero el chico resultó ser del tipo insistente, esta vez suplicando aunque sea por una práctica simple de Taijutsu para lo cual, se postró de rodillas y aplastó la frente contra el piso. Gesto que puso de los nervios a Ritsuko.
—¡E-e-stá bien! —exclamó moviendo las manos en todas direcciones posibles—. ¡P-pero levántate! —le exigió en lo que entraba al dojo y cerraba la puerta.
Su rostro seguía irradiando la constante depresión con la que se había acostumbrado a vivir, pero había cierto rubor en sus mejillas y su boca componía una extraña mueca dejando en claro lo incómodo que le había resultado que le suplicasen de semejante forma.
—Solo taijutsu básico —afirmó recuperando el tono habitual.
Lo primero que hizo luego de dejar la puerta cerrada fue desanudar la capa, solo le estorbaría. También se despojaría del portaobjetos que no le haría ninguna falta.
—¡E-e-stá bien! —exclamó moviendo las manos en todas direcciones posibles—. ¡P-pero levántate! —le exigió en lo que entraba al dojo y cerraba la puerta.
Su rostro seguía irradiando la constante depresión con la que se había acostumbrado a vivir, pero había cierto rubor en sus mejillas y su boca componía una extraña mueca dejando en claro lo incómodo que le había resultado que le suplicasen de semejante forma.
—Solo taijutsu básico —afirmó recuperando el tono habitual.
Lo primero que hizo luego de dejar la puerta cerrada fue desanudar la capa, solo le estorbaría. También se despojaría del portaobjetos que no le haría ninguna falta.