11/12/2017, 23:45
En efecto, la chica que se hallaba en la estancia con Rika y el uchiha era Ritsuko. Su bajito tono de voz lo confirmó, además de su pelo. Mientras tanto, el otro individuo era nuevo para ella. Se presentó con su nombre y apellido. Rika había escuchado el nombre de aquel clan, también de su procedencia, eran muchas las historias que contaban de ellos, pero no sabía hasta que punto ciertas o no, tampoco era algo en lo que basar todo su entusiasmo, así que no hizo ninguna pregunta acerca de ello.
- Sarutobi Rika. – Se presentó girándose desde el punto en el que estaba, quedando con las dos mesas a sus lados. El chico estaba tan desorientado como ella, puesto que tampoco sabía que hacían allí, simplemente se ciñó a la parte que aparentemente todos habían supuesto.
Que eran compañeros.
-Así es. Parece que nosotros tres vamos a formar un equipo. – Dijo. Y nada más terminar la frase, una pequeña brisa azotó la sala. Un suave viento que, extrañamente provenía del interior de la sala, puesto que las cuatro paredes estaban cerradas.
No dio tiempo a exaltarse, ni siquiera le dieron tiempo a los shinobis a articular palabra, mediar acción o incluso, reaccionar a la brisa. Un segundo viento apareció en escena y este, apagó las velas, dejando completamente a oscuras la sala. Ya no había ápice de luz. Nada. Todo estaba negro.
-No os mováis….o sí, acerquémonos. – Rika no sabía muy bien que proponer, si no moverse o que se juntaran. Le había pillado por sorpresa aquello y la habitación a oscuras era un problema.
Pensó que se trataba de un suceso casual y que obviamente, les había tocado a ellos sufrirlo, así que su idea era esperar a que alguien entrase y encendiera las velas o bien, que volviera algún tipo de “luz” con el paso del tiempo. Ingenua…demasiado ingenua en aquel momento fué.
- Sarutobi Rika. – Se presentó girándose desde el punto en el que estaba, quedando con las dos mesas a sus lados. El chico estaba tan desorientado como ella, puesto que tampoco sabía que hacían allí, simplemente se ciñó a la parte que aparentemente todos habían supuesto.
Que eran compañeros.
-Así es. Parece que nosotros tres vamos a formar un equipo. – Dijo. Y nada más terminar la frase, una pequeña brisa azotó la sala. Un suave viento que, extrañamente provenía del interior de la sala, puesto que las cuatro paredes estaban cerradas.
No dio tiempo a exaltarse, ni siquiera le dieron tiempo a los shinobis a articular palabra, mediar acción o incluso, reaccionar a la brisa. Un segundo viento apareció en escena y este, apagó las velas, dejando completamente a oscuras la sala. Ya no había ápice de luz. Nada. Todo estaba negro.
-No os mováis….o sí, acerquémonos. – Rika no sabía muy bien que proponer, si no moverse o que se juntaran. Le había pillado por sorpresa aquello y la habitación a oscuras era un problema.
Pensó que se trataba de un suceso casual y que obviamente, les había tocado a ellos sufrirlo, así que su idea era esperar a que alguien entrase y encendiera las velas o bien, que volviera algún tipo de “luz” con el paso del tiempo. Ingenua…demasiado ingenua en aquel momento fué.