12/12/2017, 02:37
Finalmente ocurrió: la presa localizada en los ojos de la genin no resistió más, partiéndose y dejando así que la atravesaran las lágrimas que hasta ese momento contenían. Ralexion no sabía muy bien qué hacer; dejarse llevar por el pánico ascendía peligrosamente en su lista de prioridades. Inhaló y soltó una potente bocanada de aire, buscando limpiar sus pensamientos y centrarse.
—Está bien, está bien —trató de calmarla—. Escucha, a estas horas hace un frío de la leche en la calle, así que vamos a mi casa, cenamos unos ricos fideos instantáneos y te presto un futón. Por la mañana buscamos tu casa, ¿vale?
Quizás se volvería a dar de cabeza contra una negativa, pero no disponía de nada mejor. Lo que tenía claro es que no soportaba ver a la pelirroja en tal estado y que se sentía dispuesto a cualquier cosa en tal de hacerla sentir un poco arropada. Aunque fuera una gota en todo el mar.
—Está bien, está bien —trató de calmarla—. Escucha, a estas horas hace un frío de la leche en la calle, así que vamos a mi casa, cenamos unos ricos fideos instantáneos y te presto un futón. Por la mañana buscamos tu casa, ¿vale?
Quizás se volvería a dar de cabeza contra una negativa, pero no disponía de nada mejor. Lo que tenía claro es que no soportaba ver a la pelirroja en tal estado y que se sentía dispuesto a cualquier cosa en tal de hacerla sentir un poco arropada. Aunque fuera una gota en todo el mar.