12/12/2017, 20:40
Definitivamente Ritsuko no le haría caso a eso último y caminaría a su lado en absoluto silencio, o por lo menos tan silenciosa como pudiera mientras sollozaba. Por lo menos podía mantenerse así y no llorando desconsoladamente, además de que en teoría tendría un buen lugar donde pasar la noche sin morirse de frío.
Fueron unos minutos los que caminaron, no llegaron a consumir una hora completa y llegaron al lugar donde Ralexion residía que… era un edificio de apartamentos, el cual seguía todo el modelo estético de la aldea así que no llamaba en lo más mínimo la atención.
El shinobi la guió hasta llegar a una puerta con un número cuatro escrito en ella, su vivienda según afirmaba y lo demostró al verse capaz de abrir la puerta con la llave. ¿El interior? Completamente normal, no había nada que llegase a llamar la atención.
—Permiso —dijo antes de ingresar.
Tendría que sacarse las botas, ¿verdad?
Aunque la duda fue respondida por el dueño de casa sin mediar palabra alguna.
La chica al ver que el contrario lo hizo, también lo haría aunque tomándose algo más de tiempo. Tomó asiento en el piso y con mucha paciencia se quitó el calzado dejándolo a un lado donde no estorbase a nadie y luego se dirigió a la misma habitación a la que se había ido el contrario.
«Imagino que encenderá alguna vela »pensaba en lo que avanzaba lentamente por temor a tropezar con algo.
Por suerte el chico encendió una vela y por lo visto, estaban en algo así como la sala de estar, con la compañía de un bonsái bastante bonito que cautivó rápidamente a la kunoichi.
—Que bonito —murmuró mientras se acercaba para verlo con mayor detalle.
Pero al final de cuentas, el Uchiha también se había dado el lujo de ignorarla, una de tantas, ya era algo mutuo.
—No, gracias —dijo sin despegar la mirada del bonsái—. Tampoco hace falta el futon, con una manta me basta y me sobra —añadió sin perder la concentración.
Otra historia era que le hicieran caso.
Fueron unos minutos los que caminaron, no llegaron a consumir una hora completa y llegaron al lugar donde Ralexion residía que… era un edificio de apartamentos, el cual seguía todo el modelo estético de la aldea así que no llamaba en lo más mínimo la atención.
El shinobi la guió hasta llegar a una puerta con un número cuatro escrito en ella, su vivienda según afirmaba y lo demostró al verse capaz de abrir la puerta con la llave. ¿El interior? Completamente normal, no había nada que llegase a llamar la atención.
—Permiso —dijo antes de ingresar.
Tendría que sacarse las botas, ¿verdad?
Aunque la duda fue respondida por el dueño de casa sin mediar palabra alguna.
La chica al ver que el contrario lo hizo, también lo haría aunque tomándose algo más de tiempo. Tomó asiento en el piso y con mucha paciencia se quitó el calzado dejándolo a un lado donde no estorbase a nadie y luego se dirigió a la misma habitación a la que se había ido el contrario.
«Imagino que encenderá alguna vela »pensaba en lo que avanzaba lentamente por temor a tropezar con algo.
Por suerte el chico encendió una vela y por lo visto, estaban en algo así como la sala de estar, con la compañía de un bonsái bastante bonito que cautivó rápidamente a la kunoichi.
—Que bonito —murmuró mientras se acercaba para verlo con mayor detalle.
Pero al final de cuentas, el Uchiha también se había dado el lujo de ignorarla, una de tantas, ya era algo mutuo.
—No, gracias —dijo sin despegar la mirada del bonsái—. Tampoco hace falta el futon, con una manta me basta y me sobra —añadió sin perder la concentración.
Otra historia era que le hicieran caso.