13/12/2017, 18:10
Ralexion se vio desconcertado. Parecía ser que había ofendido a la pelirroja sin intención alguna. Sí, le resultaba apabullante que no fuera capaz de recordar la localización de su propia casa, no obstante, en ningún momento se le pasó por la cabeza que ella estuviera mintiendo, ni mucho menos quiso darlo a entender con sus palabras.
—¡Eh, eh, no quise decir que estuvieras mintiendo! —exclamó según ella ya se marchaba— ¡Espera!
Con paso rápido, el moreno se puso a la altura de la fémina. Ritsuko tampoco deseaba pasarse por el centro neurálgico de la aldea, lugar donde, sin duda alguna, le permitirían echar un vistazo a su expediente y así adquirir la información que necesitaban. No, era mejor irse, ofendida, y caminar hasta que le sangraran los pies.
¿Por qué no le sorprendía?
—¿Entonces cuál es tu plan? —la interrogó con honesta intriga.
—¡Eh, eh, no quise decir que estuvieras mintiendo! —exclamó según ella ya se marchaba— ¡Espera!
Con paso rápido, el moreno se puso a la altura de la fémina. Ritsuko tampoco deseaba pasarse por el centro neurálgico de la aldea, lugar donde, sin duda alguna, le permitirían echar un vistazo a su expediente y así adquirir la información que necesitaban. No, era mejor irse, ofendida, y caminar hasta que le sangraran los pies.
¿Por qué no le sorprendía?
—¿Entonces cuál es tu plan? —la interrogó con honesta intriga.