14/12/2017, 02:40
El kusajin dedicó unos momentos a observar lo que alcanzaba a ver desde el recibidor. Le llamó la atención en especial la mesa con tantas sillas y las fotos, así como la notable cantidad de velas que yacían junto a los recuerdos capturados en imágenes. «Es cierto, nunca le pregunté si vivía sola o con alguien. ¿Su familia, quizás?», se preguntaba, observando las fotos más de cerca, tratando de distinguir lo que contenían.
Entonces Ritsuko le preguntó qué deseaba desayunar. Ello le llevó a retirar la mirada y redirigirla a la figura de la muchacha.
—Con un poco de sopa de miso me conformo. O lo que sea que suelas desayunar, no me importa —le aseguró cordialmente.
Siguió el ejemplo ajeno y se quitó las sandalias, puestas a reposar juntas y ordenadas a un lado del pasillo para que nadie tropezara con ellas.
Entonces esperó a que Ritsuko le indicara a dónde ir.
Entonces Ritsuko le preguntó qué deseaba desayunar. Ello le llevó a retirar la mirada y redirigirla a la figura de la muchacha.
—Con un poco de sopa de miso me conformo. O lo que sea que suelas desayunar, no me importa —le aseguró cordialmente.
Siguió el ejemplo ajeno y se quitó las sandalias, puestas a reposar juntas y ordenadas a un lado del pasillo para que nadie tropezara con ellas.
Entonces esperó a que Ritsuko le indicara a dónde ir.