14/12/2017, 20:32
Ella ya había terminado su trabajo allí, aunque en realidad siquiera lo inició, pero no importaba, ya no tenía motivos para permanecer en ese lugar o seguir con Rika y Nemu. Incluso el gato que estaba comiendo de su mano resultaba algo más importante para ella.
—¿Y para qué queremos el dojo? —cuestionó sin siquiera alzar la vista. No se le había ocurrido la posibilidad de que lo quisiera para entrenar o algo similar.
Además que alguien más seguro que iba a poder ofrecerle un reto mayor que ella misma, que es bastante inútil en prácticamente todas las disciplinas habidas y por haber. Así que mejor se quedaba alimentando gatos, esos no suponían un riesgo para su salud, por ahora.
Pero había algo sumamente importante que tenían que hablar, algo muy serio y que no podría esperar. Tan pero tan importante que incluso la expresión depresiva de Ritsuko se esfumó en lo que formulaba la frase.
—Las sardinas son tuyos —afirmó con absoluta seriedad.
Tras lo cual, volvió a mostrarse deprimida como siempre.
—¿Y para qué queremos el dojo? —cuestionó sin siquiera alzar la vista. No se le había ocurrido la posibilidad de que lo quisiera para entrenar o algo similar.
Además que alguien más seguro que iba a poder ofrecerle un reto mayor que ella misma, que es bastante inútil en prácticamente todas las disciplinas habidas y por haber. Así que mejor se quedaba alimentando gatos, esos no suponían un riesgo para su salud, por ahora.
Pero había algo sumamente importante que tenían que hablar, algo muy serio y que no podría esperar. Tan pero tan importante que incluso la expresión depresiva de Ritsuko se esfumó en lo que formulaba la frase.
—Las sardinas son tuyos —afirmó con absoluta seriedad.
Tras lo cual, volvió a mostrarse deprimida como siempre.