15/12/2017, 00:35
-Digamos que era una pequeña muestra de lo que os espera a partir de hoy. – Añadió Raiden a las palabras de Ralexion. – Si hubiera sido una prueba, no la habrías pasado ninguno. – Confesó, seriamente. Todos y cada uno de los shinobis habían entrado, andado a sus anchas sin comprobar el lugar, sin ni siquiera hacer una pequeña visión de ello, o con la cautela que habría que tener a partir de hoy. También había que apuntar que no les dio casi tiempo a reaccionar. –Pero como he sido un poco duro, os recompensaré con algo. Seguidme
Rika se incorporó. No dijo nada de nada. Aún estaba un poco en shock por todo aquello, y además, buscándole la lógica a lo que había ocurrido en la oscuridad. Aquel shinobi era tan poderoso que pudo abatir a los tres sin ningún tipo de ayuda ni esfuerzo. ¿Cómo lo habría hecho? No parecía que él fuera a desvelarlo, al menos no aquel día.
- Vamos a ir campo abierto. – Explicó.
Nara Raiden avanzó hasta la pared de enfrente, donde estaban los símbolos extraños, los que no conocía ninguno de ellos y los tocó, uno a uno, en un orden aleatorio. Después, como si de maga se tratara, la pared cambió y pudieron ver una puerta corrediza. Era un genjutsu, que no permitía ver la salida del dojo a menos que supieras “la clave”. Abrió la puerta, y allí había un patio extenso, una explanada, con varios muñecos de entrenamiento y dianas.
- Vamos. – Indicó Rika, que fue la primera en andar hacia delante y querer salir, estaba impaciente.
Cuando estuvieron en el centro de la explanada, Raiden señaló a los muñecos de entrenamiento.
- Primer ejercicio. – Anunció cuando todos estuvieron ya cercanos y vieron como estaba haciendo señas con sus brazos hacia aquellos artilugios. – ¿Quien de vosotros recuerda el orden en el que he tocado los símbolos?
Rika se incorporó. No dijo nada de nada. Aún estaba un poco en shock por todo aquello, y además, buscándole la lógica a lo que había ocurrido en la oscuridad. Aquel shinobi era tan poderoso que pudo abatir a los tres sin ningún tipo de ayuda ni esfuerzo. ¿Cómo lo habría hecho? No parecía que él fuera a desvelarlo, al menos no aquel día.
- Vamos a ir campo abierto. – Explicó.
Nara Raiden avanzó hasta la pared de enfrente, donde estaban los símbolos extraños, los que no conocía ninguno de ellos y los tocó, uno a uno, en un orden aleatorio. Después, como si de maga se tratara, la pared cambió y pudieron ver una puerta corrediza. Era un genjutsu, que no permitía ver la salida del dojo a menos que supieras “la clave”. Abrió la puerta, y allí había un patio extenso, una explanada, con varios muñecos de entrenamiento y dianas.
- Vamos. – Indicó Rika, que fue la primera en andar hacia delante y querer salir, estaba impaciente.
Cuando estuvieron en el centro de la explanada, Raiden señaló a los muñecos de entrenamiento.
- Primer ejercicio. – Anunció cuando todos estuvieron ya cercanos y vieron como estaba haciendo señas con sus brazos hacia aquellos artilugios. – ¿Quien de vosotros recuerda el orden en el que he tocado los símbolos?