15/12/2017, 12:46
Los muchachos deshicieron los clones. Ayame recuperó la forma corpórea perdida en el choque con su falso taladro y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas, derrumbada física y moralmente. Murmuró una disculpa, triste.
—No pasa nada, pero recordemos que esto es una misión —dijo Daruu, entre risas. Se levantó, se acercó a ella y le prestó una mano para ayudarla a levantarse—. Me gusta combatir contigo, Ayame, de verdad que me gusta. Pero creo que desde la parte de cuando me cogías del cuello y yo te derribaba, ha sido más improvisación que algo planeado. No me importa improvisar un poco, pero... puede salir MAL.
»De modo, que intentemos algo más controlado. A ver, las armas grandes ya hemos dicho que no. ¿Puedes repetir la estocada al pecho, pero con un kunai? Hagámoslo lento. —Dio un salto hacia atrás, y volvió a colocarse en la posición en la que había quedado después de derribar a Ayame con el Jukenpō Ichigekishin—. Venga, vamos, cariño —apremió.
«¿Qué acabo de dec...?», pensó Daruu, que se enrojeció hasta las orejas.
—No pasa nada, pero recordemos que esto es una misión —dijo Daruu, entre risas. Se levantó, se acercó a ella y le prestó una mano para ayudarla a levantarse—. Me gusta combatir contigo, Ayame, de verdad que me gusta. Pero creo que desde la parte de cuando me cogías del cuello y yo te derribaba, ha sido más improvisación que algo planeado. No me importa improvisar un poco, pero... puede salir MAL.
»De modo, que intentemos algo más controlado. A ver, las armas grandes ya hemos dicho que no. ¿Puedes repetir la estocada al pecho, pero con un kunai? Hagámoslo lento. —Dio un salto hacia atrás, y volvió a colocarse en la posición en la que había quedado después de derribar a Ayame con el Jukenpō Ichigekishin—. Venga, vamos, cariño —apremió.
«¿Qué acabo de dec...?», pensó Daruu, que se enrojeció hasta las orejas.