15/12/2017, 16:12
Las caras de sus compañeros — si es que pudiera verlas bien, vamos — debieron de ser de asombro tras hablar Juro. Empezó a asustarse, pero las primeras palabras de Ayame le indicaron lo que pensaba: algo no andaba bien.
—No... ¿No recuerdas nada...?
— ¿Eh?
Las manos le empezaron a sudar. Se sentía muy incómodo de repente. La sensación de extrañeza aumentaba al segundo. Las pequeñas incongruencias que había descartado antes volvieron a asaltarle con fuerza ¿Por qué ya no estaba en la estanteria? ¿Por qué el objeto estaba en el suelo?
—Mmmhh... ¿Qué fue lo que dijo esa voz? Hablaba de cuatro piezas, o algo así... ¿Se referiría a cuatro como esta? Además, Juro habló de un tal Hiro...
« ¿Yo? ¿Hiro? »
No entendía nada. Nada. Riko pareció darse cuenta.
Me has atacado, Juro, no sé qué te ha pasado, pero has cogido eso y te has lanzado a por mi, he conseguido separarnos y entonces Ayame te ha frenado, y cuando se te ha caído eso de las manos, has vuelto a la normalidad
— ¿Que? ¿Yo? — murmuró, sin poder creerlo. Volvió a mirar el objeto de abajo, con cierto temor. ¿Tenía razón? ¿Por eso le dolía tanto el puño? —. Yo... ,no recuerdo absolutamente nada. No quise hacer nada tan horrible a propósito, de verdad. Lo siento mucho.
Hizo una pequeña reverencia, hacia Riko y Ayame, puesto que parecían ser los más afectados por su ataque. Aun así, la confusión seguía marcandole. Se había vuelto loco. Había atacado a alguien. Había dicho cosas extrañas. ¿Qué diablos le había pasado? ¿Volvería a pasarle?
¿Y si estaba perdiendo el control de su cuerpo?
Mientras reflexionaba, Ayame y Riko parecieron echarle en cara a Jin el que no les hubiese ayudado. Este, respondió, airosamente, contestando que el también se encontró en necesidad de ayuda y nadie le hizo el menor caso. Juro, en su caso, se mantuvo callado, en una esquina. ¿Qué iba a decir él? Estaba completamente aturdido y no comprendía lo que Jin estaba diciendo. Seguía dandole vueltas al asunto de la pieza y el puzle.
« No entiendo nada... »
Pero las sorpresa no habían, ni por asomo, terminado.
Una risa se escuchó de repente. Parecía ser la de un joven. Juro se puso en guardia. Las puertas de la cocina se cerraron de golpe, con un potente ruido.
No pudo evitar gritar. Nunca se acostumbraría a algo así.
Los grifos de abrieron de repente. Un líquido viscoso, de una tonalidad marrón, comenzó a salir a chorros. Antes de poder darse cuenta, el nivel del agua del suelo ya les llegaba a los pies. Y no había salida. Estaban jodidos.
— ¡No, no, no!
Corrió tratando de no tropezar y luchó contra uno de los grifos que estaba abierto de par en par. Sin embargo, no consiguió cerrarlo. Era imposible.
— ¡No se cierran! ¡No se cierran! — exclamó, aterrado.
Iban a morir ahogados. Iban a morir ahogados.
Era inefectivo tratar de detener los grifos. ¿Qué podían hacer? El no tenía fuerza para derribar la puerta y parecía cerrada a cal y canto. Pero no tenían otra opción. Sin chakra, no podían abrir otra abertura que no fuese esa.
— No hay más salidas. ¡Solo esa puerta cerrada! — murmuró Juro, desesperado. ¿Qué podían hacer?
La pieza, bajo los pies de los cuatro, flotaba. Quizá pronto se sumergiría, pero él no se dio cuenta en ese momento. Después de haber escuchado las cosas horribles que había hecho por cogerla, no se sintió alentado si quiera de volver a tomarla y darle mayor caos a la situación.
Sin embargo, era algo importante. Y los cuatro lo sabían.
—No... ¿No recuerdas nada...?
— ¿Eh?
Las manos le empezaron a sudar. Se sentía muy incómodo de repente. La sensación de extrañeza aumentaba al segundo. Las pequeñas incongruencias que había descartado antes volvieron a asaltarle con fuerza ¿Por qué ya no estaba en la estanteria? ¿Por qué el objeto estaba en el suelo?
—Mmmhh... ¿Qué fue lo que dijo esa voz? Hablaba de cuatro piezas, o algo así... ¿Se referiría a cuatro como esta? Además, Juro habló de un tal Hiro...
« ¿Yo? ¿Hiro? »
No entendía nada. Nada. Riko pareció darse cuenta.
Me has atacado, Juro, no sé qué te ha pasado, pero has cogido eso y te has lanzado a por mi, he conseguido separarnos y entonces Ayame te ha frenado, y cuando se te ha caído eso de las manos, has vuelto a la normalidad
— ¿Que? ¿Yo? — murmuró, sin poder creerlo. Volvió a mirar el objeto de abajo, con cierto temor. ¿Tenía razón? ¿Por eso le dolía tanto el puño? —. Yo... ,no recuerdo absolutamente nada. No quise hacer nada tan horrible a propósito, de verdad. Lo siento mucho.
Hizo una pequeña reverencia, hacia Riko y Ayame, puesto que parecían ser los más afectados por su ataque. Aun así, la confusión seguía marcandole. Se había vuelto loco. Había atacado a alguien. Había dicho cosas extrañas. ¿Qué diablos le había pasado? ¿Volvería a pasarle?
¿Y si estaba perdiendo el control de su cuerpo?
Mientras reflexionaba, Ayame y Riko parecieron echarle en cara a Jin el que no les hubiese ayudado. Este, respondió, airosamente, contestando que el también se encontró en necesidad de ayuda y nadie le hizo el menor caso. Juro, en su caso, se mantuvo callado, en una esquina. ¿Qué iba a decir él? Estaba completamente aturdido y no comprendía lo que Jin estaba diciendo. Seguía dandole vueltas al asunto de la pieza y el puzle.
« No entiendo nada... »
Pero las sorpresa no habían, ni por asomo, terminado.
Una risa se escuchó de repente. Parecía ser la de un joven. Juro se puso en guardia. Las puertas de la cocina se cerraron de golpe, con un potente ruido.
No pudo evitar gritar. Nunca se acostumbraría a algo así.
Los grifos de abrieron de repente. Un líquido viscoso, de una tonalidad marrón, comenzó a salir a chorros. Antes de poder darse cuenta, el nivel del agua del suelo ya les llegaba a los pies. Y no había salida. Estaban jodidos.
— ¡No, no, no!
Corrió tratando de no tropezar y luchó contra uno de los grifos que estaba abierto de par en par. Sin embargo, no consiguió cerrarlo. Era imposible.
— ¡No se cierran! ¡No se cierran! — exclamó, aterrado.
Iban a morir ahogados. Iban a morir ahogados.
Era inefectivo tratar de detener los grifos. ¿Qué podían hacer? El no tenía fuerza para derribar la puerta y parecía cerrada a cal y canto. Pero no tenían otra opción. Sin chakra, no podían abrir otra abertura que no fuese esa.
— No hay más salidas. ¡Solo esa puerta cerrada! — murmuró Juro, desesperado. ¿Qué podían hacer?
La pieza, bajo los pies de los cuatro, flotaba. Quizá pronto se sumergiría, pero él no se dio cuenta en ese momento. Después de haber escuchado las cosas horribles que había hecho por cogerla, no se sintió alentado si quiera de volver a tomarla y darle mayor caos a la situación.
Sin embargo, era algo importante. Y los cuatro lo sabían.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60