16/12/2017, 13:24
Ayame se encogió de hombros a la par que accedía a buscar al chico por entre la multitud, el cual parecía haberse esfumado del lugar sin ni si quiera haberse despedido. La joven asintió y ambas se internaron entre la gente, con cuidado y sin estorbar, pero prácticamente era imposible.
Y ni rastro del Uchiha.
La joven suspiró, derrotada, dándose la vuelta para encarar a Ayame que iba a comenzar a hablar.
—Oye, Eri-san, ¿y ahora qué? ¿Qué tenemos que esperar ahora? —preguntó, entre curiosa y nerviosa.
—Pues, Datsue parece haberse desvanecido, así que no nos queda otra que esperar a que terminen los grupos a ver cómo ha ido —explicó la chica mientras le hacía señas para salir de entre la gente, a un lugar apartado y sin sentirse agobiada —. Creo que vamos a puntuar alto, la verdad, tengo esa corazonada —aseguró la kunoichi con una sonrisa.
Y ni rastro del Uchiha.
La joven suspiró, derrotada, dándose la vuelta para encarar a Ayame que iba a comenzar a hablar.
—Oye, Eri-san, ¿y ahora qué? ¿Qué tenemos que esperar ahora? —preguntó, entre curiosa y nerviosa.
—Pues, Datsue parece haberse desvanecido, así que no nos queda otra que esperar a que terminen los grupos a ver cómo ha ido —explicó la chica mientras le hacía señas para salir de entre la gente, a un lugar apartado y sin sentirse agobiada —. Creo que vamos a puntuar alto, la verdad, tengo esa corazonada —aseguró la kunoichi con una sonrisa.