16/12/2017, 20:30
Ninguno de los dos era capaz de mirar al otro.
—¿Por qué? —era una buena pregunta.
Sí, ¿por qué? Bueno, a efectos prácticos la cuestión gozaba de una respuesta mucho más sencilla de lo que los presentes se imaginaban: lo había hecho porque la pelirroja le atraía. Una vez establecido esto, sin embargo, caemos en las intrínsecas garras del auténtico quid de la cuestión: ¿por qué le atraía Ritsuko?
Al fin y al cabo, no se conocían tanto a pesar de que ya hacía una temporada que eran compañeros. Tampoco había sido un flechazo a primera vista; el día que se formó el equipo incluso llegó a irritarlo al mostrarse tan pasiva frente a las "travesuras" de Raiden. La muchacha era remarcablemente bella y el kusajin no podía negarlo, desde luego, pero no era aquello por sí solo, ni mucho menos...
¿Entonces qué? Menudo enigma.
¿Se trataba de la soledad, la necesidad de tener a alguien? ¿O era que sus intenciones de animar a la siempre taciturna pelirroja terminaron mutando —siendo él ignorante de todo ello— en algo similar pero a su vez inequívocamente distinto?
—Ritsuko... —tragó saliva— Lo siento, espero que no me odies. No sé en qué estaba pensando; o mejor dicho, NO estaba pensando. Hacer algo así, sin ni siquiera pararme a pensar en tus sentimientos...
Sí, aquello era: sentimientos. El desalmado nudo que compromía su estómago le hablaba, transformando esas sensaciones en pensamientos coherentes, motivos que iba hilando y le otorgaban una respuesta.
»No sé nada de estos temas pero... me gustas. Supongo que nunca lo supe ni yo mismo. Al abrazarte ayer y al ver que estás tan sola como yo despertó algo en mí, por decirlo de alguna manera. Siempre me ha apenado verte tan alicaída pero... no era consciente de que se empezaba a hacer algo personal para mí. Y... finalmente me ha superado la necesidad de tenerte cerca, de tocarte. Lo siento, soy un idiota compulsivo. Discúlpame si te he asustado...
—¿Por qué? —era una buena pregunta.
Sí, ¿por qué? Bueno, a efectos prácticos la cuestión gozaba de una respuesta mucho más sencilla de lo que los presentes se imaginaban: lo había hecho porque la pelirroja le atraía. Una vez establecido esto, sin embargo, caemos en las intrínsecas garras del auténtico quid de la cuestión: ¿por qué le atraía Ritsuko?
Al fin y al cabo, no se conocían tanto a pesar de que ya hacía una temporada que eran compañeros. Tampoco había sido un flechazo a primera vista; el día que se formó el equipo incluso llegó a irritarlo al mostrarse tan pasiva frente a las "travesuras" de Raiden. La muchacha era remarcablemente bella y el kusajin no podía negarlo, desde luego, pero no era aquello por sí solo, ni mucho menos...
¿Entonces qué? Menudo enigma.
¿Se trataba de la soledad, la necesidad de tener a alguien? ¿O era que sus intenciones de animar a la siempre taciturna pelirroja terminaron mutando —siendo él ignorante de todo ello— en algo similar pero a su vez inequívocamente distinto?
—Ritsuko... —tragó saliva— Lo siento, espero que no me odies. No sé en qué estaba pensando; o mejor dicho, NO estaba pensando. Hacer algo así, sin ni siquiera pararme a pensar en tus sentimientos...
Sí, aquello era: sentimientos. El desalmado nudo que compromía su estómago le hablaba, transformando esas sensaciones en pensamientos coherentes, motivos que iba hilando y le otorgaban una respuesta.
»No sé nada de estos temas pero... me gustas. Supongo que nunca lo supe ni yo mismo. Al abrazarte ayer y al ver que estás tan sola como yo despertó algo en mí, por decirlo de alguna manera. Siempre me ha apenado verte tan alicaída pero... no era consciente de que se empezaba a hacer algo personal para mí. Y... finalmente me ha superado la necesidad de tenerte cerca, de tocarte. Lo siento, soy un idiota compulsivo. Discúlpame si te he asustado...