16/12/2017, 21:21
- Yo tampoco. – Añadió Rika. Su percepción de los detalles era alta, pero quien le iba a decir que se tenía que fijar en todo aquello, paso por paso, detalle por detalle. No había ni comenzado su instrucción en aquello y ya los estaban sometiendo a una gran carga. Rika pensaba que aquel chuunin parecía saber lo que se hacía, pero estaba siendo el primer día un poco más estricto de lo normal.
Ralexión fue el única capaz de intentarlo, pero fallando. Por lo menos, lo había intentado. Raiden se quedó en silencio durante unos segundos, antes de darle el veredicto. De hecho, no se lo dio, ni siquiera le dijo si había acertado o no, el uchiha debía saberlo el mismo, sentir que no lo había conseguido sin que el instructor se lo dijera.
- Uchiha Ralexion. – Le dijo mirándole directamente a sus ojos. – Ryōtarō Ritsuko y Sarutobi Rika. – Les nombró uno a uno, posando la mirada en cada uno, después de decir su nombre. – En cualquier momento os pueden preguntar cualquier cosa, sorprenderos, atacaros, tenderos una trampa. Mi deber es formaros como equipo y actuéis como equipo. He visto vuestros expedientes, sé que sois capaces cada uno de vosotros. Sed sinceros con vosotros mismos, y con vuestros compañeros.
Quizá aquello pudiera ser una advertencia o quizá no iba con ninguna mala intención. Rika se puso un pelín nerviosa, ¿aquel hombre habría leído su historia? ¿él sabía todos los detalles de esta? No creyó que fuera posible pues había puntos de ella que nunca había contado a nadie. Aun así, tuvo ese temor a que él, de alguna forma, lo hubiera averiguado.
- Debéis tener ojos en todos lados. Oídos, escuchando todo. Y por supuesto un espíritu que mantenga todo ello. – Proseguía él. Quería, por medio de las palabras, explicarles en qué consistía todo aquello pues un equipo no era tan fácil como ellos creían, establecer una sinergia entre ellos iba a ser complicado. Obviamente, con cada una de aquellas funciones se refería a cada uno de los shinobis.
Tras ello, se sentó en el suelo, cruzó sus piernas como si fuera a meditar.
- Sentaros. – Indicó para que el resto lo hiciera. Parecía que les estaba dando una tregua después de haberlos azotado con lo de la sala oscura y la pregunta anterior. – Comencemos. ¿Cuál es vuestro mayor miedo? ¿Qué es a lo que teméis habiendo escogido este camino? – Preguntó. – ¿Quién será el primero?
Su intención con aquello era desnudarlos, algo tan débil como los miedos de una persona. Mostrarse como eran con sus fallos y defectos uno al otro, fortalecería más el grupo. Aun así, no era fácil que una persona confesara algo como aquello en una primera instancia.
Ralexión fue el única capaz de intentarlo, pero fallando. Por lo menos, lo había intentado. Raiden se quedó en silencio durante unos segundos, antes de darle el veredicto. De hecho, no se lo dio, ni siquiera le dijo si había acertado o no, el uchiha debía saberlo el mismo, sentir que no lo había conseguido sin que el instructor se lo dijera.
- Uchiha Ralexion. – Le dijo mirándole directamente a sus ojos. – Ryōtarō Ritsuko y Sarutobi Rika. – Les nombró uno a uno, posando la mirada en cada uno, después de decir su nombre. – En cualquier momento os pueden preguntar cualquier cosa, sorprenderos, atacaros, tenderos una trampa. Mi deber es formaros como equipo y actuéis como equipo. He visto vuestros expedientes, sé que sois capaces cada uno de vosotros. Sed sinceros con vosotros mismos, y con vuestros compañeros.
Quizá aquello pudiera ser una advertencia o quizá no iba con ninguna mala intención. Rika se puso un pelín nerviosa, ¿aquel hombre habría leído su historia? ¿él sabía todos los detalles de esta? No creyó que fuera posible pues había puntos de ella que nunca había contado a nadie. Aun así, tuvo ese temor a que él, de alguna forma, lo hubiera averiguado.
- Debéis tener ojos en todos lados. Oídos, escuchando todo. Y por supuesto un espíritu que mantenga todo ello. – Proseguía él. Quería, por medio de las palabras, explicarles en qué consistía todo aquello pues un equipo no era tan fácil como ellos creían, establecer una sinergia entre ellos iba a ser complicado. Obviamente, con cada una de aquellas funciones se refería a cada uno de los shinobis.
Tras ello, se sentó en el suelo, cruzó sus piernas como si fuera a meditar.
- Sentaros. – Indicó para que el resto lo hiciera. Parecía que les estaba dando una tregua después de haberlos azotado con lo de la sala oscura y la pregunta anterior. – Comencemos. ¿Cuál es vuestro mayor miedo? ¿Qué es a lo que teméis habiendo escogido este camino? – Preguntó. – ¿Quién será el primero?
Su intención con aquello era desnudarlos, algo tan débil como los miedos de una persona. Mostrarse como eran con sus fallos y defectos uno al otro, fortalecería más el grupo. Aun así, no era fácil que una persona confesara algo como aquello en una primera instancia.