17/12/2017, 18:46
¿Los papeles se habían intercambiado? ¿Era Ralexion quien daba largas ahora?
Todo esto era tan extraño que la pelirroja ya ni sabía lo que decía, literalmente, murmuró unas cosas que para ella tenían todo el sentido del mundo pero resulta que para el contrario no, pues pronto refutó y le dejó en claro que estaba un tanto errada. No había sido por esa atracción que se la había llevado —en teoría— ni era el motivo por el que la había acompañado hasta casa.
Aunque si vamos al caso, ambos saldrían ganando si establecen ese tipo de relación. Él conseguiría a alguien que le cocine algo más que comida instantánea, y ella alguien que la pueda llevar a casa.
—Yo cocino y tú me ayudas a orientarme —dijo finalmente, sonando totalmente convencida y girándose para mirar al contrario a los ojos, pero algo en la mirada de la fémina dejaba en claro que…
…estaba nerviosa.
Mucho.
Rostro rojo, manos en puños sobre sus piernas, boca temblando levemente, como si pensase decir algo más y… mirada que la hacía parecer incluso enojada.
Era demasiada presión, que se ponía por sí sola así que no podía culpar al pobre chico.
Todo esto era tan extraño que la pelirroja ya ni sabía lo que decía, literalmente, murmuró unas cosas que para ella tenían todo el sentido del mundo pero resulta que para el contrario no, pues pronto refutó y le dejó en claro que estaba un tanto errada. No había sido por esa atracción que se la había llevado —en teoría— ni era el motivo por el que la había acompañado hasta casa.
Aunque si vamos al caso, ambos saldrían ganando si establecen ese tipo de relación. Él conseguiría a alguien que le cocine algo más que comida instantánea, y ella alguien que la pueda llevar a casa.
—Yo cocino y tú me ayudas a orientarme —dijo finalmente, sonando totalmente convencida y girándose para mirar al contrario a los ojos, pero algo en la mirada de la fémina dejaba en claro que…
…estaba nerviosa.
Mucho.
Rostro rojo, manos en puños sobre sus piernas, boca temblando levemente, como si pensase decir algo más y… mirada que la hacía parecer incluso enojada.
Era demasiada presión, que se ponía por sí sola así que no podía culpar al pobre chico.