18/12/2017, 12:41
Ralexion fue el primero, después Ritsuko y finalmente, Rika se quedó muy callada, como pensativa, estaba buscando las palabras adecuadas para decir aquello, pero tras escuchar las de ralexion, sinceras, pero a mitad, ella optó por el mismo método.
- Mi mayor temor es encontrarme con mi pasado. Y la persona que hizo un infierno de este. – Respondió. Hizo igual que sus compañeros, dando una respuesta, pero sin profundizar en ella.
Los tres habían seguido el mismo patrón para esta. Raiden soltó una pequeña y poco sonora carcajada. Se esperaba aquello, y es que no había conocido a nadie, que desde un primer momento dejara ver todo su sótano. Además, no conocían de nada a aquella persona, Raiden aún era un completo desconocido para ellos, era lógico andarse con cautela.
- Ninguno de vosotros ha sido del todo sincero. – Comentó muy seguro de estas palabras. – No os habéis desnudado por completo. Pero no os culpo, aún no confiáis en el de al lado. Ni en el de enfrente. Cuando lo hagáis esos “la única persona” y “ciertas personas” tomarán forma, con nombre y apariencia.
Concluyó, mientras él se levantaba y hacía un gesto con la mano para que ellos permanecieran ahí sentado. No pretendía que meditaran, sino que aquellas palabras las absorbieran. Él podía enseñarles todo lo que sabía, guiarlos y cuidarlos, pero si ellos no ponían un mínimo de su parte, aquello no funcionaría.
- Tened en cuenta que vuestro mayor temor es vuestra mayor debilidad. – Comenzó a asustarles de nuevo. – Algo que no revelaréis a vuestros enemigos. – Hablaba como si existieran enemigos actuales en algún lugar. Aquello era una metáfora. – Pero, por otro lado. ¿Cómo pretendéis cuidaros las espaldas? Uno no podrá proteger al otro si solamente sabe la mitad de él. La idea de shinobis individualistas, quitárosla de la cabeza. Aquí somos una unidad, uno no avanzará sin el otro. Y cuando sepamos todo lo del otro, con pelos y señales, podremos protegernos unos a los otros. – Razonó.
Él era una persona que quería romper con la idea de que, si hubiera que sacrificar a alguien, estos se haría para que la misión se completase. Para él, era más importante que todos completaran la misión, que el grupo avanzara como uno. Estaba convencido de que todas las misiones se podían llevar a cabo de aquella forma. Igual su propuesta era demasiado arriesgada e incluso podía llegar a estar errado en su razonamiento, era humano. Pero era la disciplina y filosofía que quería transmitirles.
- Durante vuestro camino como shinobi os enfrentaréis a vuestros miedos. Tenedlo siempre en mente. – Explicó, señalando su cabeza. – Y como vosotros habéis contado el vuestro, es justo que cuente el mío. Mi mayor miedo es que fracase como instructor. Que mis alumnos, vosotros, falléis por mi culpa. – Y así tan tranquilo lo soltó, aquello era una bomba de detonó en sus mentes. ¿Podía aquel hombre ejercer más presión en ellos siendo el primer día? ¿Qué pretendía Raiden con todo aquello?
Rika tomó esta vez la iniciativa, levantándose, incluso realizando una pequeña reverencia. Parecía que algo en su interior se había revuelto con las palabras de él. La sarutobi odiaba tantas responsabilidades, y aquello fue como echarle sacos de patatas a la espalda, enormes sacos que se convertirían en su mochila, pesándole allá a donde fuera la joven.
- Tengo miedo de no poder soportar la carga que nos estás dando Raiden-sensei. – Confesó. Aquello no era su mayor miedo, pero sí uno de los cuantos que podía albergar en su interior. – No me gustan las responsabilidades y aquí tengo muchas. Intentaré no defraudarle. – Habló sin ni siquiera mirarle. La joven miraba al suelo. Ella aún estaba pensativa con todo aquello. A partir de aquel día, mucha gente depositaría su confianza en ella y no podía fallar a todos aquellos.
- Mi mayor temor es encontrarme con mi pasado. Y la persona que hizo un infierno de este. – Respondió. Hizo igual que sus compañeros, dando una respuesta, pero sin profundizar en ella.
Los tres habían seguido el mismo patrón para esta. Raiden soltó una pequeña y poco sonora carcajada. Se esperaba aquello, y es que no había conocido a nadie, que desde un primer momento dejara ver todo su sótano. Además, no conocían de nada a aquella persona, Raiden aún era un completo desconocido para ellos, era lógico andarse con cautela.
- Ninguno de vosotros ha sido del todo sincero. – Comentó muy seguro de estas palabras. – No os habéis desnudado por completo. Pero no os culpo, aún no confiáis en el de al lado. Ni en el de enfrente. Cuando lo hagáis esos “la única persona” y “ciertas personas” tomarán forma, con nombre y apariencia.
Concluyó, mientras él se levantaba y hacía un gesto con la mano para que ellos permanecieran ahí sentado. No pretendía que meditaran, sino que aquellas palabras las absorbieran. Él podía enseñarles todo lo que sabía, guiarlos y cuidarlos, pero si ellos no ponían un mínimo de su parte, aquello no funcionaría.
- Tened en cuenta que vuestro mayor temor es vuestra mayor debilidad. – Comenzó a asustarles de nuevo. – Algo que no revelaréis a vuestros enemigos. – Hablaba como si existieran enemigos actuales en algún lugar. Aquello era una metáfora. – Pero, por otro lado. ¿Cómo pretendéis cuidaros las espaldas? Uno no podrá proteger al otro si solamente sabe la mitad de él. La idea de shinobis individualistas, quitárosla de la cabeza. Aquí somos una unidad, uno no avanzará sin el otro. Y cuando sepamos todo lo del otro, con pelos y señales, podremos protegernos unos a los otros. – Razonó.
Él era una persona que quería romper con la idea de que, si hubiera que sacrificar a alguien, estos se haría para que la misión se completase. Para él, era más importante que todos completaran la misión, que el grupo avanzara como uno. Estaba convencido de que todas las misiones se podían llevar a cabo de aquella forma. Igual su propuesta era demasiado arriesgada e incluso podía llegar a estar errado en su razonamiento, era humano. Pero era la disciplina y filosofía que quería transmitirles.
- Durante vuestro camino como shinobi os enfrentaréis a vuestros miedos. Tenedlo siempre en mente. – Explicó, señalando su cabeza. – Y como vosotros habéis contado el vuestro, es justo que cuente el mío. Mi mayor miedo es que fracase como instructor. Que mis alumnos, vosotros, falléis por mi culpa. – Y así tan tranquilo lo soltó, aquello era una bomba de detonó en sus mentes. ¿Podía aquel hombre ejercer más presión en ellos siendo el primer día? ¿Qué pretendía Raiden con todo aquello?
Rika tomó esta vez la iniciativa, levantándose, incluso realizando una pequeña reverencia. Parecía que algo en su interior se había revuelto con las palabras de él. La sarutobi odiaba tantas responsabilidades, y aquello fue como echarle sacos de patatas a la espalda, enormes sacos que se convertirían en su mochila, pesándole allá a donde fuera la joven.
- Tengo miedo de no poder soportar la carga que nos estás dando Raiden-sensei. – Confesó. Aquello no era su mayor miedo, pero sí uno de los cuantos que podía albergar en su interior. – No me gustan las responsabilidades y aquí tengo muchas. Intentaré no defraudarle. – Habló sin ni siquiera mirarle. La joven miraba al suelo. Ella aún estaba pensativa con todo aquello. A partir de aquel día, mucha gente depositaría su confianza en ella y no podía fallar a todos aquellos.